A veces, la vorágine de la vida nos lleva a situaciones que nos impide ver la realidad del día a día y reconocer los hechos que se suceden. La semana pasada, utilicé los servicios de “Auto Taxi”, y al empleado de la empresa que realizó el trabajo quiero públicamente agradecerle su buena acción por lo siguiente: Después de finalizado el viaje que yo solicité, observé que había caído en el taxi mi celular, de regreso a mi domicilio llamé nuevamente a la empresa para contarle lo sucedido, me dieron buenas esperanzas y el resultado ha sido satisfactorio para mí.

La buena gestión del taxista ha sido loable, no sólo por la entrega, sino por negarse a recibir una gratificación. Sirva este hecho como algo envidiable, demostrando un buen corazón y una gran generosidad. Mi gratitud reiterada y que nunca se aparte de hacer el bien.

Mari Ángeles Blanco Diego