Éste no iba a ser el título del artículo pero al final decidí que no había mejor manera de comenzar que con el grito sincero de los más afectados por esta medida: los niños y niñas de Zamora. Ellos y ellas nos están dando una lección de comportamiento a los adultos. Obedecen al pie de la letra las medidas que hemos puesto en los colegios porque saben que hay que hacerlo por el bien de todos; asumen que tendrán que esperar para volver a hacer muchas actividades; han aprendido a jugar al pilla-pilla sin tocarse; llevan la mascarilla como si ya formase parte de ellos… Por eso, cuando ellas y ellos lo están haciendo tan bien, no comprenden por qué les cierran sus zonas de juego. Lo ven como un castigo y, sinceramente, yo también.

Desde la semana pasada el Ayuntamiento de Zamora ha comenzado a descender por una pendiente resbaladiza, como constata el cierre de alrededor de cuarenta parques en toda la ciudad. Una decisión que afecta de manera directa a las niñas y los niños de la ciudad y que reduce al mínimo sus espacios de ocio al aire libre. Con el pretexto de los elevados costes de desinfectar todos los parques infantiles de la ciudad, el consistorio zamorano está incentivando la aglomeración de niñas y niños en los escasos parques disponibles y fomentando su permanencia en espacios cerrados al desplazar las actividades hacia interiores. Sin evidencias científicas que avalen que el cierre de este tipo de espacios contribuye a preservar mejor la salud de los más pequeños, y sin contemplar que un mayor gasto en mantenimiento y limpieza de los parques es una inversión de futuro y no un engorroso gasto del que se puede prescindir, el equipo de gobierno de Izquierda Unida transita por una senda peligrosa.

Desde el Grupo Municipal del PSOE nos sumamos a la indignación y tristeza de muchas familias, niñas y niños, y defendemos la reapertura de los parques infantiles. Como ya advertimos en el pasado Pleno municipal del mes de septiembre, sin actividades extraescolares, sin las escuelas deportivas municipales en funcionamiento y con la actividad de los clubes deportivos muy mermada, el cierre de los parques públicos y la clausura de los espacios de juego de los más pequeños constituyen una excesiva penalización a la infancia, un grupo de edad que ya fue especialmente castigado durante los meses de confinamiento. El vídeo del pasado lunes, en el que un grupo de niños y niñas protestaban en el parque de León Felipe mientras se precintaban sus zonas de juego, es una señal de alarma que deja patente los reclamos de los más pequeños, y la justa reivindicación de poder disfrutar de una de las pocas de actividades de ocio al aire libre que aún les son permitidas.

Estábamos en el camino de conseguir hacer de Zamora una ciudad amiga de la infancia y las nuevas circunstancias generadas por el coronavirus no deben servir de pretexto para dar un volantazo, ni para dejar a niñas y niños fuera de juego. Como señala el manifiesto "En defensa del derecho al juego al aire libre" suscrito por numerosas organizaciones amigas de la infancia, durante la pandemia las ciudades se convirtieron en espacios hostiles para la infancia y debemos evitar reincidir en errores como la clausura de parques infantiles y zonas verdes. No es el momento de actuaciones injustas o insuficientemente meditadas que los dejen al margen de la toma de decisiones y que subordinen sus necesidades a las del resto de la población. Los adultos debemos hacer todo lo posible por hacer valer los derechos de la infancia, si no, los más pequeños se encontrarán vulnerables y desprotegidos ante las medidas que los perjudican.

Niñas y niños no tienen que pagar los platos rotos de un exceso de celo proteccionista, especialmente cuando éste no responde a la evidencia científica disponible. El derecho a jugar y a divertirse es la base de su desarrollo emocional, relacional y psicomotriz, y un elemento indispensable de su bienestar que desde las administraciones públicas debemos de asegurarnos de proveer. Ser una ciudad "amiga de la infancia" no puede ser solamente una declaración de intenciones, sino que debe ser una apuesta llena de contenido, que haga de Zamora una ciudad en la que las niñas y los niños se encuentren incluidos y escuchados, y en la que sus derechos sean respaldados y defendidos constantemente en todas las decisiones municipales. Dejémosles participar en aquellas decisiones que les afectan, como ciudadanos de pleno derecho que son.

Aún estamos a tiempo de revertir esta situación y de devolver a niñas y niños los espacios que precipitadamente les hemos arrebatado. Por ello, invitamos al equipo de gobierno de Izquierda Unida a que reflexione y se replantee su decisión.

Y, ¿por qué no?, tomemos la reapertura de parques como punto de partida y tengamos realmente en cuenta de una vez las necesidades y opiniones de los niños y niñas para crear ciudad. Como dice Francesco Tonucci, “una ciudad adecuada para la infancia es una ciudad adecuada para todos”.

(*) Concejala del PSOE en el Ayuntamiento de Zamora