Según todos los pronósticos, la que se avecina es gorda. La que se avecina es la posibilidad de un nuevo confinamiento. Es lo que hay y es lo que toca. La irresponsabilidad de alguno nos lleva a todos a esta situación. La irresponsabilidad y el hecho de que el bicho se siga haciendo el remolón y haya decidido invernar entre nosotros. Se nos va a poner todo muy cuesta arriba. En lo sanitario, en lo económico, en lo social, en todo. Hay quienes van más allá y hablan de unas Navidades tristes. Habrá que alegrarlas de alguna manera.

Lo importante es que en ninguna mesa zamorana falte el pan nuestro de cada día. La magnífica labor del Banco de Alimentos, de Cáritas y ya en menor proporción de pequeñas asociaciones como Compartimos Contigo que hacen lo que pueden y les dejan para que, por ejemplo, en los hogares con niños, además de la pasta, no falte el ‘fresco’ esencial como pescado y carne para mejor nutrirlos. De esto sabe mucho José Antonio Asensio Carreras, director gerente del CPO y profesional esencial en tantos proyectos de desarrollo rural sostenible. Hombre generoso donde los haya, al que le encanta la infancia cuyo bienestar procura.

No sé si los ánimos estarán prestos para espumillones, lucecicas, belenes y arbolitos de navidad, porque lo que no veo claro en el horizonte es la posibilidad de una Cabalgata de Reyes. Está todo como está, confuso, incierto, precario, inseguro. Hay que salir de esta como sea. Los españoles sabemos hacer frente a la adversidad.

Antes, recién llegado noviembre, no le queda tanto, hay una cita ineludible en el camposanto. A ver cómo nos las ingeniamos este año. Parece que no hubiera otro día a lo largo del año, como el primero de noviembre para ir a visitar a nuestros muertos, para dedicarles un te quiero y un recuerdo, para llevarles unas flores, para pasar un ratico, por mucho frío que haga, charlando en silencio con ellos, rezando una plegaria o, simplemente, recordando, que por algo recordar es volver a vivir.

La que se avecina es gorda. Cabe esperar que en esta segunda oleada, sí estemos preparados, sí estemos concienciados, sí hayamos interiorizado el problema y adoptemos el comportamiento que requiere, con civismo, empatizando, solidariamente. La unión es lo único que hace la fuerza. Si remamos todos en el mismo sentido, lograremos llevar a buen puerto la nave de la vida. Porque el Covid no tiene edad. Nadie está libre de esta invasión silenciosa pero tremendamente dolorosa.