Por lo general, durante el otoño se libran todas las melancolías, y se reconocen las ganas de llorar. Es importante poder hablar abiertamente de todo aquello que nos disgusta y darle a lo espontáneo un gesto más natural. Ahora, todos (ricos y pobres) compartimos el mismo inventario, por lo tanto, hagamos todo lo posible por animarnos los unos a los otros. Creo que hay ocasiones que son la razón de la sencillez y junto a ellas suele estar el secreto de lo que llaman humanidad. Nuestra vida, a día de hoy, es la contradicción más grande que existe. Son tiempos de soledades, de lejanías, de discordancias. Si Dios existe, me gustaría preguntarle qué somos en este momento: ¿un trance de su creación? Llevamos demasiada tiempo con la felicidad interrumpida. En otras épocas se perseguía la abundancia, ahora según discurren los hechos, creo (opinión subjetiva) que la abundancia ha sido una absurda realidad con un destino trágico.

Sí, tuerzan la cabeza para atrás, y miren en que lugar está todo lo que hasta hace poco nos convertía en extraordinarios... Junto al esfuerzo y el trabajo antes maduraban los frutos de la esperanza. ¡Ahora ya no! Nuestro destino ya no depende de nuestra fuerza. Sí, poco a poco, las “circunstancias” se la están llevando; resulta revelador ver la manera en la que estamos empezando a concebir la vida. Tengo la sensación de ver a la muerte a diario, y precisamente no en forma de cadáver: negocios que cierran, familias que lo pierden todo, ciudades que eran sonrientes y ahora son tristes. Niños con la sonrisa tapada, besos que dejaron de ser el furor del amor, y así sucesivamente. ¿Dónde está Dios? Si alguno de ustedes lo ve, díganle de mi parte, que su “maravillosa creación” tiene un destino trágico.

Qué acertada Santa Teresa de Jesús: “La vida es una mala noche en una posada”. Creo, que junto a la tristeza se calientan los corazones... Es el momento de ser el fuego que abriga a nuestros semejantes. ¿Qué más nos queda? Ya ven que lo inmediato y superficial no conduce a nada, a partir de ahora, la abundancia se medirá en afectos. Los que basaron su vida en lo material y se olvidaron de decir “te quiero”, se estarán dando cuenta, que el amor es lo único que nos salva de la quiebra y la ruina.