Desde que Sánchez llegará al poder, los frescos del barrio ya no son los productos de Bimbo. El barrio es otro, son los frescos de La Moncloa. Haylos de todos los géneros. No sabría indicar quien encabeza el ranking. En estos últimos días, la que ha subido puestos de una forma meteórica ha sido Isabel Celaá, la ministra que ha inventado la nueva Educación, la ministra que quiere asilvestrar a las nuevas generaciones y crear una recua de burros con los que competir con los estudiantes europeos, pues esa ministra se ha vuelto a llenar de gloria. Esta vez por algo personal.

Poco más de una hora antes de la entrada en vigor del estado de alarma en Madrid, firmado por el consejo de Ministros al que esta señora pertenece, y mientras se sucedían los mensajes institucionales pidiendo a los madrileños no abandonar la capital aprovechando el puente del Pilar, la ministra partió en un vuelo de Air Europa para acudir en Bilbao a una visita médica a raíz de un ‘cólico’. ¡Anda, coño!, ahora va a ser que en Madrid no hay especialistas que puedan tratar el cólico de la ministra. A no ser que el trastorno de la buena señora sea como su Ley de Educación, es decir, especial, y sólo un médico de Bilbao, donde esta señora cuenta con un importante patrimonio millonario, pudiera resolver su problema. Todo puede ser.

Los más observadores dicen que algo debe pasarle a Isabelita, porque últimamente tiene cara de cólico, digo yo que querrán decir que últimamente presenta mala cara. Y es verdad. No creo que sea por la controvertida Ley Celaá, más bien porque tiene alguna disfunción orgánica. Debería darse de baja una temporada y delegar, porque en esas condiciones no se puede legislar. Así está saliendo la Ley que tiene soliviantada a la comunidad docente. Yo de Isabel Ayuso me pedía especialistas para Madrid, por si a la ministra vuelve a darle el dolor y hay que intervenirla de inmediato. O traer al médico de Bilbao que ha ido a visitar. Debe ser una eminencia. Lo mismo se trata de simples retortijones y la cosa queda en nada, pero el feo ya está hecho.

La patraña urdida por la ministra no ha colado, no ha convencido a nadie. Y todo sucedía mientras distintos controles de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado vigilaban por las carreteras españolas, iniciando el estado de alarma orquestado por el Gobierno de Sánchez que se ha cebado con Madrid, pero no con Navarra ni con tantas otras autonomías.