Cada vez me cuesta más escribir para despedir a un amigo. Se nos ha ido Julio Mostajo el más veterano compañero que he tenido en este mundo profesional del arte que han sido nuestras vidas. Julio ha sido un símbolo durante muchos años para aquel amplio grupo de jóvenes zamoranos que nos reuníamos en la vetusta Escuela de Arte de San Ildefonso, allá por los primeros años cincuenta, en una época que se respiraba ilusión y vocación del arte plástico en Zamora alrededor de Daniel Bedate y Chema García (cuando todavía no firmaba Castilviejo). Julio visitaba cada día la Escuela de la que fue cofundador, como un compañero más, y dado su carácter optimista y festivo nos corregía y animaba a los que empezábamos. Después cuando muchos de nosotros fuimos creciendo profesionalmente, fue aglutinador del grupo de los Ramón Abrantes, Pedro Laperal, Luis Quico, Jesús Hernández, Tere Santos, Alberto de la Torre y Antonio Pedrero. En Madrid también tuvo contacto con Higinio Vázquez y Fernando Penetier, todos rivales artísticos pero que seguíamos haciendo grupo amistoso.

Mostajo trabajó como empresa en la decoración de la Universidad Laboral y al principio de los sesenta saltó a Madrid, donde estuvo trabajando en los grandes estudios de cine, cuando se rodaban las superproducciones de Nícolas Ray y Samuel Bronston, en películas como Rey de Reyes y la Caída del Imperio Romano. Dado su carácter libertario y desordenado nunca se centró en realizar una obra personal, pero era un artista poliédrico, muy capaz. Hizo importantes maquetas y otras obras de encargo muy decorativas, siempre con su habilidad técnica de escultor-pintor. Trabajó algún tiempo con José Luis Coomonte cuando éste tenía su estudio en Madrid, y también colaboró con Luis Quico, incluso conmigo en ocasiones. Durante más de 20 años estuvo montando el nacimiento de la Caja Provincial y Caja España con mucho éxito popular.

Julio Mostajo disfrutaba la naturaleza, pescador en el río Duero y conocedor de las Sierras de la provincia, especialmente de la sanabresa. Fue socio fundador de la Asociación Montañera. Amaba la música, desde el cancionero zamorano a la clásica, y fue amigo del maestro Haedo a quien hizo su mascarilla cuando murió. Curiosamente es el autor del monumento a D. Inocencio en la Plza. De Arias Gonzalo.

Mostajo era un zamorano apasionado que aunque ha vivido sesenta años en Madrid, aseguraba que no había día que no pensara en “su Zamorica”. Una de las últimas veces que nos vimos en Zamora paseando por Santa Clara, me decía no te puedes imaginar lo que significa para mi estar pisando este suelo. Julio, te recordaremos.