Dicen que los zamoranos somos victimistas, y es verdad; que lo vemos todo color panza de burro, y es verdad. Y ahora para corroborarlo debería escribir: lo somos, pero con toda razón porque esta provincia siempre ha sido maltratada por el Estado, al que ha dado más que ha recibido. ¿Y por qué empiezo así este artículo? Pues porque somos victimistas, leche, y hasta para hablar de un día de sol tenemos que aludir a uno de tormenta. Hoy (por ayer) es un día de sol, que quede claro, porque miras el periódico y, oh, maravilla, noticias esperanzadoras, no todo está perdido.

Zamora capital recupera 300 habitantes desde el inicio de la crisis sanitaria, Igea anuncia medidas para volver a la asistencia sanitaria presencial “de la forma más rápida y segura posible”, Toro se suma al proyecto para potenciar un corredor agroalimentario al sur del Duero, Inditex comunica que “no piensa en cerrar” Zara en Zamora, Aliste cuenta con una plataforma de protección de su arquitectura tradicional… Albricias. Debe ser cierto aquello de que hay que bajar a los infiernos para entender lo calentito que se está en el cielo.

Da gusto que te lleven la contraria cuando lo que se dice, confirmado por el censo oficial, es que empiezan a retornar zamoranos a la provincia y además que son jóvenes, o que la Junta empieza a bajarse del burro y reconoce que ya está bien, que hay que volver a regularizar las consultas sanitarias porque es de justicia y es una necesidad, o que Toro quiere ahondar en su condición de centro agroalimentario de primer orden, o que Zara no se va a ir…

El victimismo se cura con ilusión y, sobre todo, con realidades positivas. También, a veces, con idealismo y esta provincia necesita ahora más que nunca creer en sí misma, en sus potencialidades, en su gente. El pasado no existe porque ya no está y el futuro está por hacer, es una quimera. Nos queda el presente y ahí es donde tenemos que jugárnosla. Todas las noticias buenas de hoy (por ayer) sé que tienen doble lectura, pero no la hagamos. Quedémonos con el lado bueno. Nosotros podemos cambiar el rumbo de la provincia, todavía hay tiempo para volver a nacer.