No voy a escribir de la nostalgia de lo perdido en la Zamora vaciada, que no vacía porque aún quedan como los galos de Astérix y Obélix personas que resisten porque se cayeron en la marmita de la rebelión, asediadas por los locos romanos que cada vez están más locos y no se explican cómo ha resistido la aldea gala zamorana con viejos, sabios, pescaderas, muchos vates y poetas, cazadores de jabalíes, algún druida, un jefe de la aldea, algún concejal, veteranas gentes de la aldea luchadoras por la sanidad y la escuela pública… Todas las que se alimentan de una poción mágica de solidaridad y resistencia.

Voy a hablar de trenes en estos días en que andan locos estos romanos acostumbrados a mandar porque el Gobierno de los bárbaros que se han juntado para acabar con la ley y el orden, ha suprimido durante el confinamiento algunas frecuencias del tren Alvia a Madrid como el tren madrugador, y no las han repuesto todavía. Con lo que nos quedamos los galo-zamoranos sin poder ir a Madrid el tiempo suficiente para contagiar o contagiarnos del COVID (dicho con ironía para vencer al pesimismo como casi todo hasta ahora menos lo de los resistentes pobladores de esta tierra).

Y no les falta razón, porque de la experiencia se aprende, y sabemos por ella que cuando algún servicio se cierra en Zamora de manera coyuntural, como ha pasado con los consultorios médicos de los pueblos con motivo del COVID, suele acabar desapareciendo para siempre. Aunque en este caso de los consultorios los romanos no han protestado contra el Gobierno de la Provincia de castillos y leones porque el César y Bruto son de los suyos.

Porque en Zamora hubo trenes metafóricos y trenes reales, y los dejamos perder. Si tenemos en cuenta que la primera línea de ferrocarril del mundo se inaugura en 1830 en Inglaterra; que el primer ferrocarril español se inauguraba en Cuba entre la Habana y Güines en 1837, y que no será hasta 1848 con la línea Barcelona-Mataró cuando se instaura la primera línea ferroviaria peninsular, la llegada en 1864 del primer tren a Zamora desde Medina del Campo no puede considerarse un gran retraso con esos 16 años que tardó en llegar a Zamora. Para llamarse alta velocidad, el AVE a Zamora llegó 23 años después del primero en 1992 cuando la Expo de Sevilla, y ni siquiera es ave-ave (recuerdo que el diputado andaluz de IU Antonio Romero decía que a los trenes Alvia, que no llegaban a ser alta velocidad, les llamaban en su tierra “el pajarito” porque no llegaban a “aves”).

En 1864 llega el primer tren a Zamora desde Medina del Campo, que se extiende hasta Puebla en 1952 y a Orense en 1957. Como en la vecina Galicia ya tenían completada la vía, desde esa fecha podíamos ir hasta la playa de Vigo y la Coruña o en la misma línea hasta Madrid que seguía sin playa.

En 1896 se inaugura la línea férrea construida siguiendo la histórica Vía de la Plata de los romanos, antes de que se volvieran tan locos los romanos -en este caso del PSOE de Felipe González- que decidieron cerrarla en el año 1984 en el tramo de casi mil kilómetros entre Palazuelo y Astorga. Fue la pérdida del primer tren, el Ruta de la Plata, 88 años sólo después de su inauguración, y 120 años después de que llegara el de Medina del Campo.

A partir de 1958 con la inauguración de la nueva estación de tren que es una de las más bonitas de España, y tras el soterramiento del tren en la avenida de Portugal enfrente del también desaparecido cine Barrueco diez años después, comienza la decadencia del ferrocarril en Zamora.

En la hemeroteca de la web de Tren Zamora -de donde he sacado las fechas referidas a la provincia y a quienes agradezco su trabajo en defensa del ferrocarril- todas las fechas relevantes se refieren a problemas, protestas y cierres: rumores de cierres y protestas por el cierre de la Ruta de la Plata, cierre propiamente dicho; supresión de servicios de la línea de Madrid a Galicia y de Medina a Orense, cierre de esta última.

Todo con miles de peticiones de reaperturas y de promesas de reaperturas, como la que hizo Aznar cuando dijo que si era presidente de la Comunidad vendría a Zamora en el tren Ruta de la Plata, y que se quedaron en vía muerta.

Hasta que se empezó a hablar del AVE que ha llegado con tanta lentitud en su construcción, todo fueron malas noticias para el tren, salvo algún proyecto que se sigue prometiendo de nuevas vías que podrían unirnos con la vecina Portugal. Cabe señalar que , gracias a la hemeroteca de Tren Zamora, he descubierto que ya en 1930 este era un anhelo de los animosos defensores del ferrocarril zamorano y portugués que en la “Gaceta de los Caminos del Hierro” proponían una conexión de Zamora con el ferrocarril portugués a través de Miranda do Douro. ¡Ay, qué fue de los soñadores!

Desde que los locos romanos apostaron por las grandes obras del AVE hace varios años, en materia ferroviaria “los árboles no nos han dejado ver el bosque; es decir, la apuesta por el árbol del AVE no ha dejado ver la riqueza del “bosque” de las instalaciones ferroviarias de Zamora: vías, estaciones, viaductos, puentes… todas ya construidas y “arroñándose” -como diría el zamorano Agustín García Calvo, defensor con su ejemplo y su obra literaria del tren normal. Pero en Zamora nunca nos hemos resignado ni a los cierres de líneas, ni a la continua supresión de servicios, ni a ver cómo desaparecen los ejes ferroviarios que vertebraban la provincia de norte a sur (Ruta de la Plata) y de este a oeste (de Toro a Sanabria) y paraban en los pueblos, ni mucho menos a ver como se deterioran las infraestructuras ferroviarias de comunicación con Galicia.

Hablando de infraestructuras, resulta que para justificar la supresión de trenes los liquidadores nos han acusado de que no son rentables porque no viajamos en ellos. Pero lo cierto es que una de las causas de su escaso uso por los zamoranos es la falta de inversión y las ganas de ahorro que les atacan en cuanto llegan cerca de las fronteras provinciales: después de gastar en maravillosas obras de ingeniería como túneles y viaductos, en estaciones construidas como verdaderas obras arquitectónicas, y en disponer de espacios suficientes para doble vía, a Zamora sólo llega la vía única y la promesa para más adelante si hiciera falta. Con una sola vía se cerró el ferrocarril de la Plata porque impedía las frecuencias necesarias entre Zamora y Salamanca por ejemplo; con una vía única se cerraron las estaciones de la línea Medina-Orense y más allá. Es una cruel paradoja que en una provincia productora de electricidad para toda España, los trenes no se impulsan con catenarias. Y ahora que ha llegado el tren moderno que sólo parará en dos estaciones de la extensa provincia que atraviesa, resulta que tiene muchos tramos de vía única. ¿Vía única para irse? La vía única sí parece una triste metáfora de los zamoranos jóvenes que tienen que emigrar para trabajar en otras tierras con mejor tren de vida, porque aquí no se invierte lo suficiente, y que no pueden volver porque no hay vía doble. Ya hemos visto que los trenes de vía única acaban en vía muerta.

¡Menos mal que al menos los locos romanos están protestando porque les han quitado el tren madrugador para ir a defender en el Congreso a la provincia de Zamora que les ha votado!

Y menos mal que la aldea gala resiste, como canta Agustín García Calvo: “Pero tú todavía, / trenecito de oro, / o de plata dorada, / conmigo vienes, / contigo me arrastras. / Si tú eres el mismo, / a mí no me pasa nada / ¡Corre! ¡Silba! ¡Avanza!”

¡Zamoraaanos al tren!