Ni vuelta y vuelta, ni medio hecha, ni al punto, la carne, uno de los grandes enemigos del hombre, tiene que estar hecha, y bien hecha, para según qué especímenes, como por ejemplo cierto empresario del que no me resigno a hablar. Tranquilo todo el mundo que no es de Zamora. Una joven en busca de empleo decidió colgar un anuncio en un portal de ofertas laborales. Días más tarde, el dueño de un establecimiento contacto con ella para ofrecerle un puesto de camarera o eso le dijo. El hombre buscaba una empleada que sirviera durante el día, excepto los ciernes, que sería de noche y para servir copas. Le pidió fotografías y a la vista de las mismas el andoba le contesto que era muy guapa pero que “no das el perfil”, “buscamos alguien que esté más hecha”. Y todo porque la joven de 19 años tiene poco pecho.

¡Ay, la carne!, ¿qué tendrá la carne? Los 19 años de la joven no eran suficientes para el propietario. Quería más curvas, más redondeces y más mullido en el pectoral. No todos son como Enrique Ponce que las prefiere crías y tablas rasas. Porque, a ver, la tal Ana Soria de pecho lleva una talla pequeñísima, pero, mira, al diestro es lo que le gusta. Nos ha dado un veranito en plan pulpo que ya estomagaba un poco. En mi vida he visto tanta entrega, tanto carantoña, tanto embeleco y a la vez tanta tontería ¡y en público! A Enrique le han faltado manos y a la Soria le ha faltado cuerpo.

Volviendo al asunto que nos ocupa, me parece vergonzoso que a estas alturas y con lo que chillan las feminazis, haya un solo hombre que caiga tan bajo como este tipo. Es verdad que también me pregunto dónde diantre están las feministas que no se han pronunciado. Estos comportamientos y otros iguales o peores desatan las iras del Averno entre la grey de Irene Montero. Existe una corriente de misandria que recorre España de norte a sur y de este a oeste. Sigo creyendo que demonizar al hombre es un error. A quienes hay que estigmatizar es a tipos como este al que le gusta la carne muy hecha. Más que de ternera le gusta la carne de buena vaca asturiana, de las mismas que le dan buena leche a la afamada Central Lechera del Principado.

Mi apoyo a la joven y mi rechazo más absoluto a comportamientos como el del tipo este que flaco favor ha hecho a sus congéneres. Eso es dar el do de pecho sin venir a cuento.