A Maribel Andrés Llamero, a Julio Llamazares, a Agustín García Calvo, y a las buenas gentes de Las Arribes.

El bienestar es un estado, una situación, que toda la ciudadanía desea disfrutar, y alcanzar, en el mayor grado posible, pues supone desarrollo profesional, económico, social, etc., en suma, felicidad y fomento de los intereses generales. Como contempla el Diccionario de la lengua española de la R.A.E., “1. Conjunto de las cosas necesarias para vivir bien. 2. Vida holgada o abastecida de cuanto conduce a pasarlo bien y con tranquilidad”, de lo que todos deseamos disponer y disfrutar en el mayor grado posible.

Y, como todo en esta vida, para lograr la felicidad que suele conllevar dicho bienestar, hay que “currarlo”, nada nos viene “llovido del cielo”; salvo “sol y playa”, y ya es bastante, cerca del 12 por 100 del P.I.B., el turismo internacional, antes de la pandemia; como el patrimonio cultural y los bienes que nos dejaron nuestros sufridos, trabajadores y abnegados antepasados, y, que por cierto, tomemos nota de ello y no nos “durmamos en los laureles”, buen ejemplo nos han dejado.

Y es que la laboriosidad, el espíritu de superación, el afán de servir bien y cada día mejor a nuestros semejantes, la colaboración con los demás en cualesquiera tareas, especialmente las de índole laboral, los saberes profesionales, el talante emprendedor de actividades económicas, empresariales, sociales, culturales, etc., la mejora continua de los quehaceres, el adaptar, y adoptar, las producciones, bienes y servicios, especialmente de naturaleza agropecuaria y agroalimentaria, que tanto y tan bien han posibilitado la alimentación de la población durante las fases del COVID-19, gracias; a lo que realmente necesita y demanda la clientela, el utilizar los medios, instrumentos y procedimientos más vanguardistas y modernos, por lo tanto más productivos, el empleo de la tecnología más novedosa que posibilite la innovación en lo que se ofrezca al mercado, la existencia de profesionales con vocación, formación “al día”, respeto a la clientela, diligentes, serviciales; la digitalización, la sostenibilidad, el cuidado del medio ambiente, etc., son elementos y aspectos que coadyuvarán a lograr que el desarrollo económico y social de las poblaciones sea una realidad.

Y, claro está, la legislación, las Administraciones Públicas, la Universidad, por imperativo legal, político y social, tienen que procurar un marco normativo estable, estimulante, realista, etc., y dotaciones de obras y servicios, especialmente en los ámbitos de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, T.I.C., como es Internet, que facilite el comercio electrónico, las comunicaciones, el desenvolvimiento de los profesionales liberales; las carreteras, el acceso a las poblaciones, las infraestructuras seguras del ciclo hidráulico; servicios sanitarios, educativos y culturales adecuados, etc. que permitan la retención y atracción de personas e inversores, lo que conllevará evitar la despoblación, el vaciamiento territorial, etc., con la creación de empleo digno, estable y adecuadamente considerado y retribuido. También la existencia de estudios universitarios en consonancia con lo que requiere y necesita la sociedad, con un profesorado vocacional, con preparación actualizada, con dotes pedagógicas, con afán de enseñar, de estimular, de orientar al alumnado para que se forme con rigor, con seriedad, etc., para que no cometa tropelías en su posterior ejercicio profesional, etc., atraería a estudiantes de todas las “latitudes”, lo que también es un polo de riqueza; como la existencia de titulados altamente competentes y ejercientes en las poblaciones, que supondría numerosa clientela que también gasta en restauración, en hoteles, en comercios, en espectáculos, etc.

Así, “un sector primario más resiliente cohesionar y vertebrar el medio rural”, evitar la “vulnerabilidad territorial y social” como pretende, entre otros fines, el “Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático 2021-2030”, https://www.miteco.gob.es/es/cambio-climatico, uno de cuyos “principios orientadores” es la “equidad social y territorial”; y que es responsabilidad de todos, especialmente de quienes tienen poderes decisorios, de administración de recursos públicos, de inversión de capitales; de investigación académica, y de estudios universitarios; de los profesionales y propietarios de los medios de comunicación, etc.

Y la verdad no se sabe bien cuáles son los resultados de las innumerables comisiones “ad hoc”,de “Desarrollo Rural” de las Cortes de Castilla y León, de “Despoblación y Reto Demográfico” del Senado, como su posible imbricación en la normativa autonómica, estatal y provincial, para que sus respectivas Administraciones los consideren en la elaboración de sus Presupuestos Generales.

Y como no, la poesía también contribuye a que pensemos, reflexionemos y pongamos en práctica lo que la experiencia, la presente realidad, y la sensibilidad suponen, pues ningún aspecto humano es ajeno para mejorar la condición de todos. Ilustrativos son los poemas “Campos de tierra”, “Interpretación del entorno”, etc., de Maribel Andrés Llamero, incluidos en su poemario “Autobús de Fermoselle”, de recomendable lectura; título extraído de un texto de Agustín García Calvo; al cual Julio Llamazares dedicó un artículo, con el mismo título, en el diario El País del pasado 29 de junio, pág.14. Y. sí, “Esto es Castilla”.

Y agradecer, también, al personal y empresa de la línea que recorre el autobús de Fermoselle la entrega y dedicación en su loable labor, al facilitar el desplazamiento de personas y bienes de ese municipio y de los que pasan por sus rutas.

Marcelino de Zamora