¿Cómo es posible que mientras el país se hunde a causa de los efectos de una pandemia que mete miedo si no a todos, si a la gente más sensata, los políticos sigan a lo suyo intentando sacar rédito, echándose la culpa unos a otros, y sin el más mínimo sentido de la decencia, de los males que todos los españoles estamos padeciendo?

¿Cómo es posible que, con la que está cayendo, los que llevan tiempo intentando trocear España sigan a lo suyo sin recibir ningún tipo de correctivo ni del gobierno ni de las más altas instituciones del Estado, que, por cierto, no sé a qué están jugando?

¿Cómo es posible que, cuando España entera se está “muriendo”, haya retrógrados que estén más preocupados por sacar adelante normas y leyes de la, a mi juicio, mal llamada “memoria histórica”, que de arrimar el hombro para que algún día -espero cercano- la mayoría de los españoles podamos emular a los que protagonizaron La Transición y sepamos, de una vez por todas, pasar página?

¿Cómo es posible que los señores Sánchez y Casado, visto como está el país, no sean capaces de ponerse de acuerdo para empezar a trabajar juntos en la solución de los enormes problemas que nos está generando la COVID-19?

Como sigan así, los políticos de hoy van a pasar a la historia como los más ineptos de cuantos nos han gobernado o intentado gobernar, pues no es de recibo que, mientras el país está a punto de desmoronarse, unos y otros sigan empecinados en hacer “méritos” para subir algunos puntos en las encuestas.

Quienes pudimos escuchar las declaraciones que hizo el presidente Sánchez tras la reunión que mantuvo el pasado lunes con la presidenta de la Comunidad de Madrid, señora Díaz Ayuso, y las que a renglón seguido hizo su vicepresidente 2º, señor. Iglesias, al día siguiente, no podemos entender cómo es posible que este señor pueda seguir aun en el gobierno. Cualquiera que con un mínimo de dignidad pudiera estar en el lugar que hoy ocupa el señor Sánchez, en momentos como los que estamos pasando, no aguantaría ni un minuto más al señor Iglesias a su lado, salvo que, como al señor Sánchez, nada de lo que se entiende por dignidad pudiera importarle.

No se ustedes, pero yo me consumo asistiendo al bochornoso espectáculo que, un día sí y otro también, siguen dándonos nuestros políticos; y digo “nuestros políticos” porque, nos guste o no reconocerlo, somos nosotros quienes los hemos puesto donde están, por lo que de alguna manera somos también culpables del desaguisado en el que estamos inmersos.

Aprendamos pues de los errores y, para no volverlos a cometer, si salimos de ésta, vayamos pensando en qué hacer para tratar de evitar que personajes tan egoístas, mentirosas, cínicos, egocéntricos…etc. se nos vuelvan a colar en las instituciones que mandan en este país.

Hoy por hoy, como no podemos echarnos a la calle, todos a una, para mandar a t. p. e. c. a los políticos que nos están gobernando o nos quieren gobernar, sea donde sea, porque lo que toca es cuidarse y hay que quedarse en casa para tratar de parar la pandemia, no nos queda más remedio que aguantar y esperar. Pero que no se nos olvide lo que estamos pasando, pues, para evitar que la historia se repita, habremos de tomar nota para que cuando llegue el momento no nos volvamos a equivocar; cosa harto difícil porque, desgraciadamente, el hombre -y la mujer, porque hablo en sentido inclusivo- como todos sabemos, es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra ¡Ojalá que no!

A pesar de lo mal que lo veo, como no me duelen prendas, vuelvo a insistir: Señores Sánchez y Casado, por favor, aunque les cueste, pónganse de acuerdo para empezar a trabajar juntos en la lucha contra la pandemia y, al mismo tiempo, en la reconstrucción de este país; en mi opinión, aun están a tiempo de hacerlo. Si no lo hacen, vayan mirando para otro lado porque, pase lo que pase, en el futuro habrá muchos españoles, entre los que yo me encontraré, que no podremos volverles a votar, ni locos.