Cuando ya hemos superado, en la provincia leonesa de Zamora, la cifra de los 100 fallecimientos achacados a la atroz pandemia del COVID-19 que nos asola por doquier, todo nos hace situarnos, ¡a todos los ciudadanos!, al máximo abrigo de todo tipo de contingencias posibles y previsiones varias, dentro de un ambiente general donde la responsabilidad cívica ha alcanzado cotas de amplia fraternidad social y rasgos de aplaudido heroísmo.

Es conocida de todos los zamoranos, la situación ubicacional de los centros de enseñanza dentro del municipio de Zamora, así también el cómo y forma de su alta densidad en el centro urbano de la población.

Tal acontecer, en un momento de normalidad convivencial, sería preocupante en aras de la posible movilidad de su alumnado que, por cualquier contingencia o imprevisto, se tuviera que efectuar con urgencia.

Ahora estamos todos los ciudadanos españoles, por ello también los ciudadanos regionales leoneses y, por ende, los ciudadanos zamoranos, incluidos dentro de un ambiente general de medidas oficiales en relación a los comportamientos y hábitos a llevar a efecto y cumplimentar en todo caso, por todos y cada uno, en todas partes.

Es claro, así se ha difundido por los medios de comunicación, y así aquí lo asumimos, que todos y cada uno los centros educativos, también en Zamora, han tomado, dentro de la responsabilidad de su `espacio de dominio escolar´, todas y cada una de las medidas precautorias y aconsejables, estipuladas por las autoridades sanitarias competentes, en orden a la salvaguarda sanitaria de sus alumnos, profesores, administrativos y personal laboral de sus respectivos centros.

Es obvio, y visiblemente constatable, que durante el espacio temporal de los casi 30 minutos de recreo de los centros escolares, en la zona más central y poblada de la ciudad de Zamora, se produce una salida masiva de alumnos al exterior de los espacios escolares.

Tal situación, que podría preocupar en un ambiente de normalidad sanitaria, alcanza otra dimensionalidad, distinta y diferente, en estos momentos de `oficial declarada pandemia´, por la OMS y el Ministerio de Sanidad del Gobierno del Reino de España, por la situación que, ¡de forma grave y crucial!, tenemos entre nosotros y que, desde la redundancia, la tenemos también aquí.

En esos casi 30 minutos, los alumnos de un determinado centro escolar, no solo es que estén observablemente en la calle -.- léase el conjunto urbano de la ciudad Zamora que alberga varios centros educativos -.-, es que `interaccionan en la calle´ con los demás alumnos de los otros centros de las proximidades y con todos los viandantes que por estos espacios públicos circulan, aumentando sus verosimilitudes hacia la cadena del “efecto dominó”.

No debe olvidarse que el alumnado de tales centros educativos, además de ser de procedencia urbana, de la ciudad de Zamora, también incorpora una abundante proporción de alumnos y alumnas proveniente del medio rural zamorano, lo cual incide sobre un determinado número de poblaciones zamoranos de las Comarcas Naturales más próximas a la capital de la provincia.

En esos casi 30 minutos ahora, tenemos que sopesar, máxime quienes tienen la responsabilidad en tales y tan concretos ambientes urbanos, que la situación que ahora tenemos planteada del curso escolar 2020-2021 es muy diferente,¡ y totalmente distinta!, de la que se nos presentó hace un año al comienzo del curso escolar 2019-2020.

No debemos olvidar tampoco que, por mor de las decisiones que en sus respectivos momentos se tomaron por aquellas autoridades que tenían asumida tal tan concreta importante competencia, tenemos ubicados, dentro de `tal considerado espacio urbano´, tanto los centros sanitarios como los centros de los Cuerpos de Policía y Seguridad del Estado (comisaría de la Policía Nacional y Casa/Cuartel de la Guardia Civil) que siempre.¡ y más en estos momentos!, desde nuestro personal y político criterio, son colectivos de servidores públicos que contribuyen, visto está que de forma abnegada y con evidente riesgo grave para sus personas, al mantenimiento general de la salud y sanidad de todos, la vida social, la convivencia cívica y el auxilio en todo tipo de contingencias.

Si algo nos lleva enseñando la atroz pandemia, es que las prevenciones son muy necesarias.

Francisco Iglesias Carreño

Presidente del Prepal