"Cuando escuchas tu voz interior, eres más receptivo a los demás".

Recuerdo que cuando estudiábamos la asignatura de Formación del Espíritu Nacional (Política), había una lección, ahora a las lecciones les llaman temas, sobre el hombre y las relaciones con los demás y se citaba la frase " el hombre es sociable por naturaleza y discordioso por vicio ".

Años más tarde descubres que la frase " El hombre es un ser sociable por naturaleza", es atribuida al filósofo Aristóteles, nombre que comenzó a ser familiar en la asignatura de Filosofía de sexto de bachillerato, asignatura que impartía en el colegio, el padre Carlos, y, en Derecho Natural y en Filosofía del Derecho, explicada por nuestro paisano, el zamorano D. Benito de Castro Cid, catedrático de Filosofía del Derecho, ahora ya jubilado, de ambos tengo un grato recuerdo.

La frase en cuestión era empleada para poner de manifiesto que nacemos con una característica cual es, la necesidad de convivir y ser sociables.

Para desarrollarnos como personas necesitamos vivir en sociedad, el hombre no puede vivir aislado porque no se desarrolla y termina aislándose y haciéndose egocéntrico, al no tener comunicación.

En los momentos actuales, donde las vías de comunicación son múltiples, teniendo en cuenta las redes sociales, correo electrónico, WhatsApp, Facebook, Instagram etc… A mi juicio, estamos un poco faltos de comunicación interpersonal directa, esto es, con los amigos, compañeros de profesión, trabajo, vecinos, et... y ello, ya antes del comienzo del comienzo del coronavirus, de lexnet y otros sistemas al uso.

¡Reflexionemos un poco!, nos sentará bien.

El cultivo de las relaciones sociales es fundamental, porque nos va enriqueciendo y ayudando a moldear nuestro carácter y habilidades sociales.

Hemos de partir de la base que las relaciones sociales, si queremos mantenerlas y que éstas sean duraderas y realmente auténticas, hemos de conocernos y analizar nuestra capacidad para establecer relaciones y ver el grado de empatía que tenemos con las personas.

Hay, a mi juicio, en cualquier tipo de relación social, una vez iniciada, algo que es fundamental para mantenerla, que es el saber escuchar.

Dice el filósofo señor Garriga: "La verdadera escucha implica querer conocer el modelo del otro y no llevar al otro a mi propio modelo de entender la realidad ni lo que a mí me parece normal. Implica empatía y generosidad".

¡Qué importante es saber escuchar!

Hay también, a mi juicio, un aspecto importantísimo, cual es el control del enfado, y para ello respira profundamente, sal a dar u paseo, y piensa en el perdón, hay que perdonar con ternura, como canta Camilo Sesto, pues, todos cometemos fallos y, no queremos por ello perder una relación con un amigo, un compañero, un vecino, un conocido ...

En la homilía de la misa de hoy domingo, el sacerdote, hizo una reflexión muy práctica del perdón evangélico, perdonar siempre, pero para que el perdón sea verdadero hay que olvidar el hecho anterior, sin olvido no hay perdón.

Es evidente que, si queremos mantener las relaciones de amistad, compañerismo, buena vecindad, etc… Hemos de tener detalles, como puede ser hacer una llamada telefónica, el quedar a tomar un café, a dar un paseo, esto es, cualquier acto que denota que no te olvidadas y que le tienes presente.

Las prisas, las múltiples ocupaciones, espero que no sean de carácter penal, por tener asuntos pendientes en los juzgados, las disculpas tontas y las manifestaciones sin sentido, lo único que sirven es para romper los vínculos o lazos existentes y, una vez rotos, es muy difícil recuperarlos, diría prácticamente imposible.

Reflexionemos sobre el refrán que dice: ¿Manos que no dais, qué esperáis?

En la mañana del domingo, me enviaba un amigo de la infancia, un mensaje que dice así: La amistad es una virtud que nace en el alma, crece en la mente y vive en el corazón.

Me gusto.

No olvidemos jamás, que sin relaciones sociales humanas no podemos vivir, necesitamos el abrazo, la llamada del amig@, oír su voz, saber cómo está, en definitiva, sentirnos cercanos de verdad. Esperemos, Dios lo quiera, se vaya este maldito virus, para poder quedar y darnos un abrazo fuerte, de los de verdad, y poder quedar a disfrutar de la vida, en buena compañía.

Y el que dé la espalda peor para él, ese no es amig@, se lo pierde; la amistad es gratis.

Pedro Bécares de Lera