Vaya por Dios, como si de ciertos políticos se tratara, nos hemos tenido que enterar por la prensa que los españoles no somos ni blancos ni negros sino todo lo contrario. Quizá porque portugueses y españoles ocupamos, en buena vecindad, la península ibérica, a unos y a otros, en Estados Unidos, nos consideran como población no blanca. Consideración que viene reflejada en un artículo publicado en New York Times y que ha desatado la polémica. Nadie nos ha explicado en que se basa el autor. La cosa viene dada, al parecer, por la definición que la Oficina del Censo de Estados Unidos otorga al tándem “hispano o latino” asegurando que se trata de “una persona de cultura u origen cubano, mexicano, puertorriqueño, sudamericano, centroamericano u otro origen español independientemente de la raza”.
Siempre creí que eso era al revés, pero si los yanquis tercian en cuestión tal y dicen lo que dice el artículo del afamado rotativo, oiga, lo mismo han descubierto y saben algo que los españoles de España no sabemos. Lo que me extraña es que siendo como es Yanquilandia un país multiétnico donde recaló todo titirimundi, desde lo más exquisito hasta la escoria procedente de Europa, se detengan ahora en estas disquisiciones y nada digan de la etnia americana por antonomasia: los pieles rojas. No sé qué les parecerá a Toro Sentado, a Gerónimo, Caballo Loco, Nube Roja, Cochise y tantos otros grandes guerreros indios, que el autor del artículo no les haya tenido en consideración habiendo sido los genuinos americanos, los auténticos pobladores a los que el hombre blanco fue despojando hasta de sus tierras.
Y los portugueses ¿qué pintan en todo esto? ¡Ah, claro! También ellos forman parte de la colonización de América, continente al que llegaron después que los españoles, comenzando la colonización lusa en Brasil. Aunque, ojo, las canadienses Terranova y Labrador y Nueva Escocia estuvieron bajo dominio portugués, por lo tanto también ellos ni blancos ni negros sino todo lo contrario. Estoy convencida de que salvo que tengan sangre cherokee, apache o sioux, ni un solo estadounidense de los considerados blancos de solemnidad, prácticamente los ricos y poderosos y las clases dirigentes, ni uno sólo pasaría la prueba del algodón.
A estas alturas preguntarse por el origen étnico o identitario de las personas puede fomentar el racismo. A la actuación de ciertos mal llamados policías con la población negra le remito. Semejante debate, además de estéril, está fuera de lugar. El mundo actual tiene otro tipo de preocupaciones más importantes que pasan directamente por la salud, a causa del C-19, la igualdad, la educación y la paz.