Cuando el alcalde de aquella pequeña capital se despertó una mañana tras un sueño intranquilo, se encontró en su cama convertido en la resultante de que su verdadero yo, tras años intentando ocultarlo, se hubiera rebelado. Cuidadosamente giró sobre sí mismo hasta conseguir apoyar el pie izquierdo sobre la alfombra acolchada. Decididamente –sintió mientras se desperezaba– hoy no va a ser un buen domingo.

Tras revisar someramente la prensa del día y echar un vistazo a las redes sociales empezó a teclear en su perfil en una de ellas con ánimo enfebrecido y espíritu inmoderado mientras pensaba –esta vez en voz alta– ¡Bendita dictadura del proletariado! Cuánta libertad sobra y cómo faltan unas miles de habitaciones sin Estado de derecho.

Aún con el regusto amargo del café y la democracia hiriéndole en el paladar, se convenció de que no había sido una buena idea atreverse con las primeras páginas de aquel libro de Kafka que desde hacía tantos años acechaba, incógnito, bajo la luminosa biografía de Dolores Ibárruri.

¿Está nervioso?

Sobre mi Espejo de Tinta del pasado domingo, escribió el alcalde Guarido en su perfil de Facebook una sutil y educada reflexión que reproduzco a continuación (él, sin embargo, no reprodujo mi columna): “El rencor del Sr. Macías. Una vez más el ex teniente de alcalde falangista Ángel Macías escribe hoy en LA OPINIÓN DE ZAMORA un articulito contra el “matrimonio Guarido Rivera” (el alcalde Guarido y la teniente de alcalde Laura Rivera) y el también teniente de alcalde Miguel Ángel Viñas al que le pone todos los calificativos de las diversas tendencias comunistas, creyendo que con eso le vitupera. ¿Pero realmente el Sr. Macías, cree que nosotros damos miedo a los zamoranos? ¿Cree el señor de la mano en el pecho que concurrió a las elecciones municipales con “Por Zamora”, con el apoyo de algunas entidades financieras, y que se llevó un “hostión electoral”, que sus ataques hacen mella en el honor del Sr. Viñas? Más bien demuestra el rencor político que tiene. La derecha siempre gobernó con espionajes mafiosos (Kitchen), con corrupción (Gürtel), con despilfarro (edificio inexistente en Zamora promovido por Macías que nos costó 5 millones)…¡qué diferencia con la izquierda de Zamora! Por mucho que intenten lanzarnos calificativos comunistas solo conseguirán reforzarnos. Y es que vale más el ejemplo de cada uno y lo que ha hecho en la vida, que todo lo demás. Y en Zamora, Sr. Macías, nos conocemos todos. A Miguel Ángel, el de las camisetas, como dice vd., también.”

Después de leerlo, me preguntó mi amigo Ezequiel “¿está nervioso o lo pones nervioso? Es su naturaleza –le contesté– no soy yo. Ezequiel me recordó que el primer capítulo del totalitario es no permitir que la verdad se interponga ante su manipulación de la realidad. La misma mentira repetida muchas veces se transforma en arma revolucionaria. El segundo, estigmatizar, “aniquilar civilmente” a cualquiera que no sea de su cuerda. ¿Falangista tú? ¡Me troncho! Más Kafka y menos kafkianos.