Hasta hace pocos años no habíamos oído hablar de la “Naegleria fowleri” y eso a pesar de haberse detectado unos 400 casos en todo el mundo desde su descubrimiento. A finales del verano de 2018, se dieron a conocer varios casos en Australia, Estados Unidos, Argentina y España. Hace pocas semanas ha vuelto a saltar la alarma de nuevo en Estados Unidos, país donde se han detectado más casos hasta la fecha. La “Naegleria”, más conocida como la “ameba comecerebros” sigue generando revuelo en las sociedades donde se detectan casos.

Se trata de una ameba de vida libre, que puede sobrevivir y reproducirse en la naturaleza sin necesidad de un hospedador, que causa la meningoencefalitis amebiana primaria, una infección del sistema nervioso central que se produce cuando la ameba lo coloniza. El hecho de que solo hayan sobrevivido trece personas hasta la fecha y de que tenga una tasa de mortalidad del 98% son datos que resultan impactantes para la población y que hacen comprensible la preocupación generalizada.

Este tipo de ameba suele tener una mayor presencia y proliferar en cuerpos de aguas cálidas y sin tratar, como lagos, lagunas, aguas geotermales, piscinas sin tratar o ríos, y los casos de infección están relacionados con actividades recreativas realizadas en estas aguas. Zambullirse en ellas resulta de lo más peligroso porque permite que el agua contaminada entre por la nariz y las amebas lleguen al cerebro. Tampoco hay que alarmarse. Simplemente hay que ser prudentes, hay que ser precavidos.

Recientemente, un chavalito de 13 años y de nombre Tanner, se encontraba de vacaciones en un campamento con su familia, bañándose en un lago de aguas cristalinas. Poco tiempo después cayó enfermo, muriendo pocos días después. La responsable no fue otra que la ameba comecerebros. Los síntomas fueron fuertes dolores de cabeza, náuseas y vómitos. El parásito estaba haciendo su trabajo. Los médicos no dieron con el alcance del problema hasta que fue demasiado tarde. Un diagnóstico rápido podría haberle salvado la vida.

Nuestra salud está cercada por tierra, mar y aire. Si no es el coronavirus será otra bacteria, otro parásito el que nos haga la vida imposible. Curiosamente la vía de entrada en nuestro organismo de unos y otros son las fosas nasales. Doctores tiene la medicina para poner remedio aunque ya sabemos lo dispares que son las opiniones y criterios de unos y otros. La comunidad científica nunca ha estado tan dividida. Quizá todo sería más sencillo y menos impactante tomando las pertinentes medidas. Lo que sea antes de permitir que estos enemigos de nuestra salud campen por sus respetos. La ameba mortal y el coronavirus.