No tengo el placer de conocer a Isabel Sánchez, secretaria central del Opus Dei. Es una pena porque esta señora ha aportado más en una sola entrevista a la causa de las mujeres, que todas aquellas que por vociferar, decir barbaridades y salir en manada a la calle cada 8-M, creen que van a cambiar el mundo. A mí las feminazis, el núcleo duro de mujeres que maneja a su antojo Irene Montero, e incluso las otras más vulnerables que se dejan arrastrar, me dan más pena que otra cosa.

Querer demonizar al hombre por el hecho de tener pene, excluyéndolo de todos los ámbitos comunes a todos los sexos, me parece un error mayúsculo. Es como el absurdo lenguaje inclusivo que se han inventado algunas que no tienen otro pito que tocar. ¡Uy, si tuvieran un buen pito que tocar! ¡Otro gallo las cantara! Que cada cual lo interprete como estime.

Quiero volver a la señora Sánchez. En una reciente entrevista que no tiene desperdicio, la Secretaria Central del Opus Dei afirma: “El único feminismo sostenible es el que incluye al hombre”. Sí señora. Así lo entiende también servidora. Hombres y mujeres haciendo camino juntos. Ni patriarcados, ni matriarcados, el mundo ha sido un matriarcado aunque no queramos reconocerlo. Detrás de las decisiones de los grandes hombres ha estado siempre una gran mujer. Sólo que nos hubiera gustado cambiar el sitio. En lugar de estar detrás, que la mujer hubiera estado diez pasos por delante. Entonces, a lo mejor, quién sabe, tendríamos que darle la vuelta a la frase. Detrás de las decisiones de cada gran mujer, habría un gran hombre.

De ser así, a lo mejor eso es lo que algunas no soportarían. Yo lo que sé, y sólo sé que no sé nada, es que el feminismo existe porque existe el hombre visto en su conjunto, no como el energúmeno en el que algunos se convierten en determinados casos vergonzosos para su sexo y dolorosos para el de las mujeres. No seré yo quien sostenga que todos los hombres son buenos. Ni todas las mujeres. Aunque siempre hay mujeres como Isabel Sánchez que nos reconcilian con nuestro propio sexo. Esta señora, que dirige el consejo de mujeres que asesoran al Prelado del Opus Dei, se ha embarcado en un proyecto en el que plasma su visión del feminismo, contando la historia de 75 mujeres anónimas que han logrado sobreponerse a los grandes desafíos que les ha presentado la vida para convertirse en auténticos referentes. Seguro que ninguna de ellas del agrado de la Montero y compañía cuyo feminismo insostenible excluye al hombre.