Lo ha dicho bien nuestro vicepresidente Francisco Igea y mejorado el columnista Luis M. Esteban: “Lo peor, en forma de paro y crisis está por venir; el frentismo sería una tea en este secarral de desesperación que vamos a atravesar". La cara más amarga de la pandemia es el macromentidero de insultos y descalificaciones que los partidarios de unos y otros se lanzan en las redes sociales, donde cualquiera se siente autorizado para opinar, descalificar, insultar, o lanzar bulos. Siendo preocupante lo anterior, más lo es el uso que los políticos están haciendo de las redes. El espectáculo en el Congreso es para llorar. País éste donde gran parte de gobernantes y representantes en todos los estamentos han llegado con un CV acreditado de alborotadores, malos estudiantes y profesionales de escasa valía. La actividad, no política, sino partidista se ha convertido en seguro de vida y hacienda para bastantes. No acertamos a descubrir que quieran arreglar algo de todos. Pero esto no es privativo de ahora. Viene de de lejos. Cuántas veces, hace ya años, leíamos en este mismo periódico que la sanidad iba muy mal. Reducir y reducir, consultas, asistencia, fármacos. Ese era su programa. y nuestros pueblos por su envejecimiento necesitaban consultas domiciliarias. La gente ni puede ir a las consultas ni a los centros comarcales. No están en condiciones de andar y menos de conducir. Se ha suplido por la generosidad de los vecinos más jóvenes que se ofrecen para llevarlos. Pero no es la solución definitiva. Mucha gente, aunque no estén enfermos declarados, necesita visita de enfermero o médica en casa. Y con frecuencia, yo diría rutinaria. Se dijo que las universidades y los hospitales no tenían capacidad, ni presupuestos para programar la docencia ordinaria y menos la especializada. Los facultativos se jubilaban y no había repuestos. Ahora han tenido que echar mano de los reservistas. Pero no hemos leído ninguna alusión a mejoras. Ministros de Universidades y Educación y los consejeros en la Autonomía, parece que están mucho, más preocupados por cerrar que por abrir nuevas convocatorias

Y tenemos que recobrar el sentido de la corresponsabilidad y la gratuidad. Hemos vivido del que me lo hagan, me ayuden, me subvencionen, me arreglen los caminos y me corten las zarzas, me barran hasta delante de mi puerta. Tiempos aquellos en los que, si un ganadero tenía una desgracia en sus animales, se repartía la carne, se pagaba y, a reponer las reses que hubieran sido víctimas del lobo o del accidente. Ahora esperamos la subvención por todo. Ni Europa aguantará esto, ni la bolsa común tiene fondos. Y transcribo lo que me escribían algunos lectores a mi último artículo de educación apestada. Por desgracia es el país que tenemos. No me resigno a ver tanta pobreza cultural en este país, pero los que nos gobiernan ahora no dan la talla y creo que cada vez iremos a peor. ¿Quousque tándem abutare, Catilina, patientia nostra? habría que decirles con Cicerón ( Romano Contrisciani, desde Italia). Así está el ranquin entre nosotros, terrazas, fútbol, perros. Y la enseñanza olvidada en el vagón de cola, sin exigir esfuerzo para alcanzarla. Se aprueba por la cara y además disfrutando de beca. (Narciso García, Catedrático de Pedagogía en la UCM). Tres meses sin colegio supone un importante retraso para los alumnos, les tocará aplicarse Dios mediante este curso, para los padres o tutores ha supuesto un sacrificio enorme poder estar al día con tanta clase online. De los perros y el tabaco que te voy a contar, la sociedad ha cambiado el ritmo natural del ser humano. (Germán padre de familia). Dicen que se ha perdido mucho al tener cerrados locales para la venta de productos. ¿Se ha pensado en las pérdidas en conocimiento al tener las instituciones docentes cerradas y con pocas ganas de abrirlas?

Y la prensa seria impresa lo tiene difícil, muy difícil. Nadie les pregunta cuánto dejan de cobrar por su producto tan necesario, al menos, como las patatas y los huevos. Y desde luego más que las terrazas. Bien preparado y presentado por profesionales habitualmente no lo suficientemente remunerados considerando su mucho trabajo, preparación, responsabilidad y riesgos. Los medios de comunicación, especialmente los impresos, esos sí que necesitan apoyos económicos de quienes dicen servir al interés general. Un pueblo sin información está condenando a todos a los victimismos , extremismos imaginables y alimentarse informativamente de mensajes en redes sociales sin control, ni responsables . Por ello, sería bueno que todos, antes de emitir y difundir una opinión, analizáramos que todo estuviera presidido por la verdad, la bondad , la necesidad y dirigida no principalmente a las emociones, sino a la razón.