La educación que debiera recibirse de los progenitores y de los maestros implicaría; entre otras muchas cuestiones, consideraciones y aprendizajes en los educandos; la observación de las personas, del entorno, de las características socioeconómicas de la población y del territorio, de sus carencias, de sus posibilidades, etc., y, claro está, todo ello inculcarlo, progresivamente, en función de la edad, de la madurez que vayan alcanzando, de la responsabilidad personal y social que tengan en cada momento vital, etc.

Y es que una sólida educación, que implica conocimientos, aprendizaje a lo largo de la vida, sentido del deber ciudadano, respeto a todos y a todo lo que no es propio y al de la colectividad, afán de servicio, etc., es la base, imprescindible e inexcusable, para poner en funcionamiento y en valor todas las potencialidades del ser humano para contribuir más y mejor al desarrollo y bienestar general, estén donde estén ubicados. Todos deben ser conscientes de que son necesarios para alcanzar el desarrollo económico y social, al que deben contribuir con el trabajo bien hecho, con el afán de superación, con el empeño en cumplir sus respectivas responsabilidades con la mejor predisposición posible, con la asunción de retos etc.

Y un medio, fundamental para conseguir el crecimiento de la población rural, es la existencia de empresas que crean puestos de trabajo cualificados, estables y bien pagados; que aprovechan los recursos naturales existentes; que fijan población en los pequeños municipios.

Lo difícil es la existencia de emprendedores, necesarios e imprescindibles a tales fines, por los exigentes requisitos que deben concurrir en esa figura empresarial como son la claridad de ideas, altísimo espíritu de trabajo, de sacrificio y de entrega, disponibilidad de unos mínimos recursos económicos, análisis concienzudo, riguroso y lo más exacto posible del mercado de los productos que se deseen ofrecer a la clientela potencial; conocimientos de gestión empresarial, aunque sean básicos; consideración y adaptación, en su caso, de experiencias ajenas exitosas, o no.

La industria agroalimenticia, la pequeña industria, la artesanía, el comercio de proximidad y ambulante, el turismo como el que se desarrolla a través de las casas rurales, de las actividades de todo tipo, como las visitas guiadas a paisajes emblemáticos, senderismo, de aventuras, gastronomía innovadora y de calidad a un “justo precio”, y, como no, todas aquellas actividades que se puedan desempeñar por Internet, cada vez más; como la reciente experiencia del teletrabajo ha puesto de manifiesto; lo que exige, también, conocer los “nichos de mercado” disponibles por no estar debidamente atendidos; y la disponibilidad de conexiones informáticas de calidad, fiables, seguras y potentes.

Y claro está, la empresa rural, como todos las personas en general que no quieran, además de que no deben, quedarse obsoletas, y perder “negocio”, han de procurar “un proceso de mejora continua”, aplicando el SMED, Kanban, Jidoka, Just in time, Poka-yoke, etc., inexcusables para garantizar un mayor porcentaje de éxito en el empreño; para dar cada día un mejor servicio a las rápidas y cambiantes demandas de la clientela,

Y la colaboración de las Administraciones Públicas es fundamental para lograr el desenvolvimiento integral de personas y territorios rurales, como la legislación les tiene encomendadas, por ejemplo, a las Diputaciones Provinciales.“La cooperación en el fomento del desarrollo económico y social y en la planificación en el territorio provincial…”, dice la Ley de Bases del Régimen Local como haciendo un seguimiento del quehacer del emprendedor y su empresa, para colaborar en las dificultades que le surjan.

Y el emprendedor puede ser una persona física o jurídica, el marco legal, para la configuración de entidades de naturaleza empresarial, es amplio y diverso y posibilita la forma de sociedad, de cooperativa, de Comunidad de Bienes, etc., como contempla el Derecho Mercantil, el Derecho Laboral, etc.

La “Instrucción para los subdelegados de Fomento”, (Gaceta de Madrid de 12 de diciembre de 1833), utilizando una lengua española clara, concisa e inteligible, manifestaba; en el Capítulo Décimooctavo, Despoblados.“; que, “64. Las sociedades económicas propondrán premios para los que discutan y señalen las causas de la despoblación de muchos lugares y territorios, que un día alimentaron una población numerosa. De este exámen resultará el conocimiento de los males antiguos ó modernos, que afligieron ó afligen un país, y la enunciación del orígen del mal guiará á la administración en la aplicación del remedio. Entre tanto los gefes administrativos deben facilitar la repoblación por los medios directos ó indirectos indicados en esta instrucción; á saber, la reunión de datos…; el fomento de todas las industrias; la abolicion de todos los abusos locales…; la propagación de la enseñanza; la atención en cuanto concierne á la sanidad y salubridad; y la protección sostenida de todos los intereses que se agitan dentro de la esfera de la administración. El bien inmenso que debe resultar del empleo simultáneo o sucesivo, de todos estos medios constantes de prosperidad,…”.

Y es que no tiene “desperdicio” por su virtualidad actual; por ello, entre otros motivos, los funcionarios integrantes de la subescala técnica de administración general, de las diputaciones Provinciales; que tienen encomendadas “tareas de gestión, estudio y propuesta de carácter administrativo de nivel superior,les sería aconsejable que considerarán el Derecho histórico y lo hicieran constar en sus informes y expedientes, fundamentándolos lo más posibles, al elevarlos a la Corporación Provincial para que adopte las decisiones políticas más certeras y, por ello, más exitosas para el bien de la provincia.

Marcelino de Zamora