Ya podemos andar con cuidado cuando salgamos de compras, vayamos al banco y deambulemos con la faltriquera llena de acá para allá. Los robos están a la orden del día. A los ladrones les da igual que se trate de un joven, una mujer, un anciano o un adolescente. Si huelen dinero, móvil de última generación o algo susceptible de ser robado, inician el despojo a las bravas o con esa destreza que algunos emplean y que impide que te enteres de la sustracción hasta que te percatas de que no llevas encima la cartera.

Cuando actúan a las bravas es para temerlos. Al robo hay que añadir la violencia empleada, a veces de forma desproporcionada. Tan desproporcionada que de las lesiones de distinto grado no hay quien libre a la víctima. Joroba un montón que actúen con total y absoluta impunidad. Que, a pesar de las reiteraciones constantes, la cosa se quede en una falta que les permite entrar y salir de comisaria como si ellos fueran los denunciantes.

Me empieza a preocupar la violencia que se está ejerciendo en tantos y tantos casos. Me preocupa que vayas tranquilamente por la calle y te cruces con alguien que la emprende a puñetazos contigo. No es el primer caso que se da en Zamora. Sin mediar palabra ni conocimiento alguno. No sé a qué es debido este clima de violencia que se respira, que se palpa, que es realidad. Puedo suponerlo. Al que le toca semejante china se queda con ella.

En estos tiempos hay que ser más cautos que nunca. Se lo digo fundamentalmente a las personas mayores que, a veces, se tornan descuidadas. Al entrar y salir del banco, miles de ojos y la pasta a buen recaudo. Y si se utiliza el cajero automático, por favor, hacerse acompañar por alguien de confianza, retirar de inmediato la tarjeta, evitar que haya mirones o gente con algún artilugio raro porque, a buen seguro, algo están maquinando. Los robos con violencia e intimidación no se dan sólo en Madrid o en el barcelonés barrio de El Raval. Ese tipo de robos se perpetran ya en Zamora, lo que ocurre es que no son tan comunes como en los lugares citados.

Hay una particularidad en los robos de hoy día, hay ladrones que no temen si quiera la presencia policial. Suelen pasar a disposición del juzgado de guardia que de inmediato ordena su libertad con cargos que no suponen una carga. No hay que poner tantas facilidades al alcance de los cacos. Porque, para algunos incluso es un chollo, un buen negocio, libre de impuestos.