Sabido es lo que la sartén le dijo al cazo. Lo que le dijo es fácilmente aplicable a lo que un día sí y otro también hace Podemos con don Juan Carlos y por extensión con la Monarquía española. Cuando escucho a Iglesias hablar de transparencia me entra la risa. El Tribunal de Cuentas ha hablado dejando muy mal parados a los morados por las muchas irregularidades descubiertas. El ‘moñetes’ se ha creído que mientras esparce mierda y sombras de dudas y sospechas sobre los demás, él va a poder hacer lo que le viene en gana y está muy equivocado. Pero ahí sigue, en sus trece, hablando mal de los demás, para así solapar las muchas irregularidades de su grupo y de la Fundación de la que es titular y sobre la que pesan algo más que sospechas.

Si Sánchez fuera inteligente, tonto no es, a este Gobierno de coalición, donde los morados van a lo suyo que no es lo del común, tiene que ponerle, ¡ya!, fecha de caducidad. Europa no va a tragar mucho más tiempo con la situación. Algo hay cuando el PSOE, no sé si una facción o al completo, cree que Podemos utiliza la figura del Rey para tapar sus irregularidades contables que no son pocas y que pintan francamente mal. Irregularidades que hay que destapar para que de una vez por todas los españoles que aún aplauden a este chico, sepan qué se esconde detrás de sus palabras: farfulla y ganas de confundir y desorientar al personal.

Si los socialistas, tan reacios ellos, acusan a Pablo Iglesias de “lanzar una cortina de humo” con sus ataques a la monarquía para ocultar sus anomalías contables, piense el lector que hay más de lo que se nos dice. Y que las anomalías contables en Podemos están a la orden del día. Quien tanto blasona de transparencia y de pretendida honradez, no aguantaría una pasada con la lupa de la verdad. Hay que dejar de tapar los contubernios financieros del grupo morado y sacar a la luz todo lo que esconden.

En su informe, el Tribunal de Cuentas ve irregularidades que cifra en 425.000 euros en la contabilidad de Podemos para el 28-A. Su Fundación, incumplió la ley al desviar 47.000 euros para financiar una campaña del partido. Y todo ello perfectamente argumentado, con pelos y señales. Por falta de espacio no puedo recrearme como quisiera en este asunto sobre el que hay que incidir, como hay que incidir en el caso Dina, tirando de la manta.

Se ve que la transparencia de Podemos ha sido otra víctima del coronavirus.