La salud es el regalo más grande, cuídala y protégete.

En estos últimos días, estamos observando que en todos los medios de comunicación social, visuales, escritos, prensa y radio, nos están advirtiendo del aumento constante y progresivo de los brotes de coronavirus, por no observar las medidas recomendadas, en su día, acerca del uso de la mascarilla, hidrogeles y del mantenimiento de la distancia social.

Con estas líneas quiero trasladar al papel mis impresiones de lo que aprecio cuando paseo por calles y plazas, donde todavía hay personas, no importa la edad, que lejos de llevar puesta la mascarilla, conforme aconsejan los sanitarios, cuya finalidad es evitar las transmisión bucal y/o nasal del virus, la llevan a modo de pulsera en el brazo o de collar.

Creo que todos hemos de ser responsables y cumplir con lo que nos han aconsejado las autoridades sanitarias competentes y ahora impuesto las autoridades a partir del pasado día 19 de julio, ante el incumplimiento de las recomendaciones y aparición de rebrotes del virus.

Debemos rechazar de plano el comportamiento de ciudadanos incívicos e insolidarios, en definitiva, de auténticos egoístas, que solamente piensan en su bienestar presente, del momento, sin ver la transcendencia que su egoísta conducta puede tener para los demás, incluida su familia.

Hemos de ser solidarios y si en algún momento, hemos de llamar la atención a algún incívico, debemos hacerlo con respeto y educción, y no debe darnos ningún tipo de reparo.

Estamos viviendo un momento difícil de salud y de contagios, en España y en todo el mundo, y lo que no podemos tolerar es que con conductas incívicas un grupo minoritario de ciudadanos egoístas e irrespetuosos rompan las normas dirigidas a cuidar la salud, que es el bien jurídico protegido ahora y siempre, pero en el momento presente debe serlo de una forma más especial por el contagio y transmisión del virus, teniendo en cuenta las muertes que ha originado y lesiones causadas, en todo tipo de personas.

Hay que mantener el cumplimiento de las normas sanitarias en la forma y en el fondo, pues, si se levanta la guardia, los rebrotes surgen y ello puede traer aparejada una nueva confinación y, después de lo vivido recientemente, debemos de tratar por todos los medios de evitarla empleando al máximo las medidas sanitarias, esto es, mascarillas, guantes, hidrogeles, y mantenido la distancia social y cuanto se estime de interés para tratar de evitar en lo posible el contagio y nuevos retrocesos en los pasos dados.

Todos podemos ser víctimas del coronavirus por la irresponsabilidad de nuestros conciudadanos al no ponerse las mascarillas.

Los brotes van en aumento y la mascarilla debemos colocárnosla en debida forma, esto es cubriendo la nariz y la boca, y guardar la distancia social.

Por el bien de todos pongámonos la mascarilla y prediquemos con el ejemplo.

Para concluir diremos que: La salud, no tiene precio, y el que la arriesga es un necio.

Salud.

Pedro Bécares de Lera