Nunca una bajada de pantalones había sido tan evidente como la protagonizada por el alcalde de Vigo y presidente de la FEMP, el socialista Abel Caballero. Ha entrado fácilmente por el aro que le ha puesto el Gobierno, dinamitando el consenso que siempre, durante décadas, había presidido la Federación Española de Municipios y Provincias. Sánchez está en un callejón sin salida, necesita dinero y va arramplar con todo lo que se le ponga por delante y aun lo que no. En este caso ha “descapitalizado” a los ayuntamientos, los que están a favor y los que están en contra que para eso, a pesar del empate técnico, Caballero tiene voto de calidad y Podemos ha pagado su cuota con la abstención.

La Junta de Gobierno de la FEMP ha dado luz verde a la propuesta del Ministerio de Hacienda para la liberación de los remanentes y el uso del superávit de los ayuntamientos. Un expolio bien orquestado que rompe muchos años de armonía. Es tremendo lo que están haciendo, sin que nadie les pare los pies, todos estos individuos e individuas del Gobierno que también quieren cargarse esta federación tal y como la conocíamos hasta ahora. Como Sánchez está a dos velas los consistorios tienen que poner a disposición del Ejecutivo central sus remanentes acumulados que suman más de 14.000 millones, que les serán presuntamente devueltos en cómodos plazos mensuales. Puede que los municipios con remanente y superávit se muestren encantados con el préstamo, la peor parte se la llevan los municipios que presentan números rojos y que son unos cuantos.

Y si hablo de bajada de pantalones por parte de Abel Caballero es porque este señor que tiene acciones en todas las eléctricas españolas a tenor del derroche navideño con que cada año sorprende a los vigueses, hace cuatro días como quien dice, ponía el grito en el cielo diciendo que los remanentes y superávits los tienen que utilizar cada ciudad o provincia que los género, alegando que “tener que pedir permiso para utilizar nuestro dinero nos parece un abuso”. No me daba cuenta de un pequeño detalle sin importancia, cuando Abel Caballero opinaba así el presidente del Gobierno se llamaba Mariano Rajoy y el ministro de Hacienda era un tal Cristóbal Montoro.

Y como sabido es que “por la boca muere el pez”, no contento con lo dicho, hace cuatro días como quien dice, el alcalde de Vigo remataba diciendo: “Es un principio político de sentido común: los ahorros de los ayuntamientos los tienen que utilizar los ayuntamientos”. La hemeroteca no miente. Su bajada de gregüescos es de las que hacen época.