En el cofre hay 140.000 millones de euros, un pastón. Y alrededor del cofre se agolpan unos cuantos barandas con ojos golositos y un carretillo para llevarse las perras a casa y presumir ante los suyos de que ha conseguido tanto y tanto y tanto. Todos hablan de solidaridad, de equidad y de otras grandes virtudes, pero en todos predomina el qué hay de lo mío. Y todos, claro, justifican su postura en la defensa de su región, en el interés de sus ciudadanos, en las llamadas deudas históricas con sus respectivas tierras, en los agravios comparativos (que existir, existen), en la población, en la despoblación, en los costes sociales, en la incidencia de la pandemia, en el desplome económico… Siempre existen argumentos y motivos para quejarse.

De modo que Pedro Sánchez coloca el cofre del tesoro en medio de la reunión del monasterio riojano de Yuso y se desatan las críticas. El presidente del Gobierno reclama unidad, pero que si quieres arroz, Catalina. Cada cual va a lo suyo. Y eso que todavía no ha empezado el reparto; ni siquiera ha llegado el dinero de Europa, faltan unos meses. Algún presidente de comunidad ya preguntó el viernes qué cantidad le tocaba, como si esto fuera la distribución de una herencia y cada cual pudiera hacer con su parte lo que le diera la gana. Y todos supeditan su aprobación o consentimiento a que se atiendan sus exigencias, ya sean monetarias, sociales, o, como la del divino Torra, que no asista el rey. Así que nos esperan unos meses muy divertidos. Habrá situaciones y palabras propensas a las carcajadas si no fuese porque el asunto es muy grave, como acaban de revelar los datos económicos (caída del PIB un 18,5% en el segundo trimestre) y como se comprueba a diario con los rebrotes del COVID-19.

–Pues, yo creo que lo mejor que puede hacer Sánchez es convocar otra vez a los presidentes, coger los 140.000 millones y tirarlos a la rebatiña, como los confites en los bautizos de antaño. Y el que más chifle, capador. A ver los billetes que se lleva cada uno, comenta el señor Caprasio, cachondo él.

–Sí, y que filme la escena Santiago Segura, que ha vuelto a triunfar con “Padre no hay más que uno (2)”; fijo que lo íbamos a pasar bien, añade el señor Evaglio, también escéptico en cuanto al futuro del dinero de Bruselas.

El caso es que el cofre del tesoro puede convertirse en la caja de Pandora y, en vez de arreglar males, incidir en el enfrentamiento entre comunidades, en peleas internas y en recelos. O sea, volver a las tribus celtibéricas enemistadas entre ellas, o a los reinos de taifa musulmanes, o al cantonalismo de la Iª República. La historia que camina en círculos. Para evitarlo, en la reunión de La Rioja se acordó crear una comisión interministerial y que el propio Pedro Sánchez presida un organismo que encargue, con participación de las comunidades autónomas, del reparto de la pasta europea. A uno le viene a las mientes eso de “si quieres que algo no funciones, crea una comisión”, pero habrá que mantener la esperanza, sobre todo porque el dinero vendrá y habrá que invertirlo; no se puede dejar en el Monte de Piedad ni destinarlo a cambiar de coche o a renovar el apartamento de Alicante.

Parece que se va a imponer el criterio de respaldar proyectos concretos; es decir que las regiones tendrán que tener preparados planes para invertir los fondos europeos. Y que serán prioritarios los relacionados con la transición digital, la ecología y el medio ambiente, la igualdad de género y la cohesión social. De manera, señor Fernández Mañueco, presis de diputación, alcaldes, etc, que habrá que ponerse las pilas. Y ya mismo. Si cuando se reúna la citada comisión interministerial uno va con proyectos trabajados y realizables, llevará mucho adelantado. Lo recuerdo porque esta tierra no se ha caracterizado por aprovechar dineros de Europa. Y si no que se lo pregunten a las comarcas mineras e, incluso, al sector agrario que ha percibido sustanciosas cantidades de la PAC y, sin embargo, pierde efectivos y no acaba de levantar cabeza. ¿Cuántas ayudas de la PAC han servido para comprarle al chico un piso en Móstoles en vez de para mejorar la explotación agraria que ha dado de comer a la familia? Dejémoslo ahí.

Pese a todos los pesares y al clima de escasa unidad observado en Yuso, confiemos en que las cosas se reconduzcan, avancen y prime un reparto equitativo y, especialmente, que sirva para salir de esta. Por cierto, ¿se apuntará Torra al reparto o, como España le roba, no querrá saber nada con España y renunciará a su parte? Que pregunta más tonta, ¿verdad?