Estamos ante una gran oportunidad. Verla y aprovecharla solo depende de nosotros, de abandonar el “cuanto peor, mejor”, de aunar esfuerzos y de mirar más allá de siglas partidistas.

La Diputación de Zamora, en su pleno del pasado mes de julio, dio un paso de gigante a la hora de poner los cimientos para comenzar a revertir la realidad de nuestra provincia. Todas las fuerzas políticas, a excepción, como ya viene siendo habitual, de IU apoyaron con su voto la estrategia Silver Economy que puede hacer de la provincia un territorio de excelencia en la prestación de servicios de atención a mayores, e implementará un ecosistema tecnológico y productivo, que atraiga el asentamiento de empresas especializadas en robótica y domótica aplicada.

En pocas palabras: ofrecerá oportunidades laborales, ayudará a asentar población y proporcionará servicios adecuados para que nuestros mayores puedan recibir la mejor asistencia en sus propios hogares.

Debe ser un orgullo, ya no para la institución provincial, sino para la provincia, porque es un proyecto de todos el trabajar juntos en la declaración de ‘Territorio Silver’ por parte de las Cortes de Castilla y León. Algo que sería único y pionero en España.

Mientras unos llevan en su condición el poner piedras en el camino con el fin de que “si es peor, será mejor para nosotros”, otros pensamos en el bien común.

Para la Diputación de Zamora la estrategia ‘Silver Economy’, que algunos traducen como economía del envejecimiento y que a mí me gusta referirme como economía de la longevidad, se ha convertido en una de nuestras ‘puntas de lanza’ para generar oportunidades y convertir a nuestra provincia en un lugar de innovación pionero en temas de envejecimiento y despoblación. Queremos situar a Zamora en una posición de referencia mundial.

No olvidamos, además, proyectos tan importantes como la biorrefinería de Barcial del Barco que, con esfuerzo y compromiso, hemos querido sacar adelante, pese a que algunos se les llene la boca ahora con un proyecto al que solo han sabido poner ‘chinitas’ durante todos estos años. Confiamos en que pronto sea una realidad.

Desde la institución que presido lo tenemos claro, y seguiremos dando los pasos necesarios para el desarrollo de esta iniciativa, que proporcionará el desarrollo de las empresas del sector, y también el empleo de cuidadores, a través de un acuerdo con Europa para la implementación de un sello de calidad que certifique a estos trabajadores.

Nuestra estrategia está estudiada y fundamentada. Estamos dando los pasos necesarios para solicitar los fondos necesarios para poner en marcha este proyecto, y vamos recabando el apoyo de otras instituciones como el de las Cortes regionales, con la que celebraremos el próximo mes de octubre una jornada técnica europea sobre despoblación y envejecimiento en nuestra ciudad.

El camino es claro y pasa por abandonar el lamento continúo, por trabajar unidos y por hacer de la necesidad una virtud. Lo que, en teoría, es una debilidad de Zamora como es el envejecimiento de nuestra población, debemos aprovecharlo como una oportunidad de desarrollo.

El pesimismo estructural, la sospecha continua, el cruzarnos de brazos y el cruzar los dedos para que proyectos innovadores se estrellen va contra el interés de todos. Altura de miras es lo mínimo que debemos a los ciudadanos. Si no somos capaces de ir juntos y llevar a la práctica una estrategia conjunta de trabajo, la sociedad, con razón, no lo entendería.

Las piedras que intentan poner algunos, nosotros trabajamos para convertirlas en soluciones para nuestros municipios.

(*) Francisco José Requejo Rodríguez

Presidente de la Diputación de Zamora