En medio de este clima triunfalista que ha rodeado la vuelta a España de un Sánchez pletórico, ignoro por qué, agricultores y ganaderos patrios están intuyendo lo que se les viene encima. A ellos tampoco les cuadran las cifras. Ni lo dicho por el ministro Planas, que nunca matiza, ni lo sucedido en Bruselas con respecto a la Política Agrícola Común. Una política que siempre perjudica los intereses de España, en este caso los intereses de agricultores y ganaderos, siempre en el ojo del huracán.

Agricultores y ganaderos son a los primeros que olvidamos. El dinero se quiere para contentar al populismo, para subvencionar a propios y extraños y a al campo que le den morcilla. Y si viene una ‘dana’ devastadora pues, qué quiere que le diga, que afronten los daños los seguros agrarios. Mal asunto el de este talante despectivo hacia quienes son los encargados de que no nos falten los alimentos básicos procedentes del agro. Soy de las que piensa que, agricultores y ganaderos, no son bien tratados ni dentro ni fuera. Esto no es nuevo. Viene de antiguo. Lo lamentable es que se mantenga a través de los tiempos.

No sé cómo el ministro Planas se atreve a aseverar que España mantendrá los fondos agrarios. De dónde va a sacar lo que no hay. La Unión Europea no se muestra muy favorable a nada que agrade al campo español. Más bien es proclive a recortes de todo tipo y condición, A ver ahora cómo se las arregla Sánchez para cumplir con la UE y cumplir también con los españoles. Hay un holandés que nos está tocando los cataplines constantemente y ya lo veo protestando en firme y levantando el índice acusador como Spain no cumpla. Encima, está lo del cabreo de los grandes dirigentes con el Gobierno español por su composición que no agrada a ninguno.

Habrá que preguntarle a Celedonio Pérez que se las sabe todas en materia de agricultura, pesca y ganadería. Me da que tampoco se muestra muy optimista. Una cosa es la información pura y dura y otra bien distinta la opinión que merece a los expertos como Celedonio, todo lo ocurrido en esas largar veladas para las que Sánchez ni papeles necesitó porque lo había memorizado todo, lo bueno y lo malo, lo conveniente y lo inconveniente. En fin.

Los cálculos del ministro Planas no convencen a nadie. Debería explicar en qué se ha basado para tratar de tranquilizar a un más que escamado campo patrio que siempre es el primero en pagar los platos rotos de todas las negociaciones que se llevan a cabo.