Maestros y maestras, irradiadores de fe en la humanidad:

De súbito, sin un plan claro, se os pide enseñanza no presencial. Perplejos os paráis un instante; luego continuáis la actividad.

Miradas prolongadas ante ventanas digitales, olvidándoos de la resentida espalda, abrís senderos intuidos, pero antes no transitados, para llegar al hogar de los niños, escudriñáis palabras sencillas para que el concepto ,con voz e imagen, alcance , en la distancia, su destino. Y todo esto, en silencio, abnegados, sin ser reconocidos. Pero sois optimistas, pues un pesimista es lo contrario de maestro.

Niños y niñas: Sois la esperanza. Primer pensamiento del 13 de marzo, vacaciones ya. Ese momento no duró mucho. Llegaron mensajes. Podíais haberlos ignorado, cerrado ventanas y haber apagado sonidos. Pero no, porque sois abiertos y estáis construyendo futuro.

Padres y madres: el amor por los hijos. Angustiados por la situación laboral o por pérdidas familiares o cansados por el teletrabajo u otras circunstancias, no habéis descuidado a los hijos. Habéis redescubierto ideas, perdidas en el recuerdo, estudiando a una con ellos.

Sociedad: Sois la tribu que educa. Una de esa tribu me dice que han facilitado que los mensajes de los maestros lleguen a los niños. Otro que animaba un aula de estudio en un barrio zamorano y ahora está en un ERTE, me contaba que los niños le piden ayuda por teléfono. En una comunidad autónoma , según medios sindicales, quieren quitar 14.000 plazas escolares, cuando lo que se necesita son más espacios. Ahora, más que nunca, el país no sale sin la educación. Reclamadla

José Manuel Martín Marino