Eso vociferaban, azuzados por Omnium Cultural, ANC y los CDR, todos los separatistas que quisieron amargar la visita del Rey Felipe y su esposa al monasterio tarraconense de Santa María de Poblet. Otra vez volvieron a exhibir boca abajo una fotografía de Su Majestad el Rey don Felipe. Otra vez volvieron a insultar al monarca. Otra vez la Generalitat se ausentó intencionadamente. Otra vez ¿y van? Y el Gobierno de España mirando hacia otro lado cuando, a estas alturas, ya tendría que haber ilegalizado a Omnium. ANC y los CDR que, para más inri, son los que le están poniendo las cosas muy difíciles en Europa al Rey emérito.

Cataluña sí tiene Rey. Don Felipe es el Rey de todos los catalanes constitucionalistas que son miles, que son millones, más que los independentistas. Sólo que no hacen ruido. Sólo que se cansan enseguida. Sólo que sus protestas son pacíficas, no hacen el ruido que buscan y consiguen los energúmenos convocados por las entidades separatistas y las propias entidades que son un nido de corrupción y de sedición, sobre la que ni el Ejecutivo, ni el Judicial terminan de hablar con claridad. Del legislativo nada digo, teniendo como tiene a representantes del separatismo catalán en sus escaños, de los que el Gobierno echa mano cuando los necesita.

Cataluña tiene Rey como lo tiene el resto de España. Y un buen Rey, muy preparado y muy valorado internacionalmente. Y a mucha honra. Puede que su figura sea el muro de contención que ciertas ínfulas republicanas y separatistas necesitan. Con esto que reiteradamente organizan los energúmenos separatistas no hacen otra cosa que incrementar el número de monárquicos, el número de españoles que quieren a su Rey, que lo respetan y, llegado el caso, están dispuestos a defenderlo frente a la barbarie de los que faltan a la mismísima democracia con sus comportamientos.

El rey Felipe no es de los que se esconden. Le pongan delante de los ojos, la bandera republicana o la bandera nacional, ni se achanta ni se arruga. Quienes en verdad se arrugan son los vociferadores cuando no están en manada. De esas manadas, de esas hordas poco bueno puede salir. Las entidades separatistas están educando en el odio a los ciudadanos que siguen sus consignas. En realidad no tienen argumentos para mantener la inquina. Se remontan a no sé qué discurso del que debían esperar, digo yo, que el Rey les dedicara flores. Y sabido es que las flores no son para los cerdos.

Poco se manifiestan los esbirros de las entidades separatistas, contra su particular reyezuelo, Jordi Pujol, que les ha robado inmisericordemente.