Mientras se habla del Rey emérito en términos que, en algunos casos, dejan bastante que desear, se aparca toda la inmundicia que rodea al líder de Podemos, Pablo Iglesias. Mientras se habla de Corinna Larsen se olvida a Dina Bousselham. Mientras piden que Juan Carlos I dé todo tipo de explicaciones, el vicepresidente segundo del Gobierno rechaza acudir al Congreso a hacer lo propio sobre este caso que no se resolverá nunca a pesar de lo mal que huele. Mientras Villarejo se convierte en el primer habitante de las llamadas cloacas del Estado cuando sus revelaciones afectan a Podemos o a PSOE, es bienvenido y aplaudido cuando del padre del Rey Felipe se trata.

Iglesias pone en marcha el ventilador de las ‘cloacas’ de las que tanto le gusta hablar, cuando le conviene. En su caso lo ha apagado convenientemente y sólo se enciende para seguir acosando hasta su posible derribo a la Monarquía. Es más, la ínclita compañera del alma, compañera, de Iglesias, la inefable Irene Montero no se ha mordido la lengua al señalar que “es muy difícil separar los casos de corrupción de la familia Borbón” de la Monarquía. Cabría decirle a esta chica, por muy ministra que sea, que es muy difícil separar los casos de manipulación y posible corrupción de la familia Iglesias con el Gobierno. No creo que a los socialistas les haga mucha gracia, pero es así. Si no le dieran tantas alas a los podemitas, que cual caballo de Troya han metido en el Gobierno, lo mismo las críticas no eran tan ácidas.

Como española quiero que me informen más y mejor del caso Dina, de todo lo que rodea las famosas filtraciones de unas conversaciones de la abogada que compartían Iglesias y su ex asesora Dina. Cabe preguntarse, ¿por qué ese parón en esta información que se le ha atragantado al vice segundo? ¿Qué hay detrás de todo lo que hasta la fecha se ha dicho? ¿Por qué Pablo Iglesias “no concibe” ser imputado? Si la ha hecho, que la pague. Lamentablemente aquí la pagan siempre o casi siempre los mismos.

Y mientras el caso Dina se silencia, los Tribunales quitan argumentos a Podemos, sobre otras cuestiones que venían constituyendo sus dardos arrojadizos favoritos. Tienen que estar que trinan desde que la Audiencia de Madrid confirmara la absolución del PP en la destrucción de los ordenadores de Bárcenas tras desestimar los recursos interpuestos por las acusaciones populares. La Justicia va poniendo las cosas en su sitio. Eso mismo cabe esperar que haga el juez García Castellón con el asunto Dina que pone al descubierto a Iglesias.