La historia de la humanidad es un cajón de sastre donde uno encuentra muchas cosas. A mí me encanta resumirla como una sucesión de conquistas sociales, un largo y tortuoso camino que la inmensa mayoría de la población ha tenido que transitar en condiciones muy difíciles y adversas, con resultados diversos. Que se lo digan a quienes han tenido que pelear por quitar las piedras que impedían avanzar y que han pagado muy caro su osadía. En muchos casos han sido eliminados, condenados o simplemente ignorados por quienes no veían con buenos ojos que las calzadas pudieran ser transitadas por todos. ¿Cómo aceptar que quienes tenían o tienen derechos y privilegios exclusivos para caminar por tal o cual lugar fueran a ver con buenos ojos que los demás hicieran lo mismo? ¿Les suena o me lo estoy inventando? Pues bien, muchas de esas piedras han desaparecido para siempre y, por consiguiente, hoy pensamos que esas rutas siempre han estado así: limpias y sin pedruscos, preparadas para que cualquiera pueda transitar sin sobresaltos.

Las conquistas sociales han sido y siguen siendo muy heterogéneas. Imagínense los esclavos, las castas, los estamentos, las clases sociales o cualquier otro tipo de privilegio que conduce a la existencia de grupos y sectores de población que no pueden disfrutar de los mismos derechos que el resto. Si no lo imaginan, vean alguna película o lean algún libro donde se tratan estos asuntos. O si lo prefieren, cójanse los bártulos y salgan a recorrer el mundo: se darán de bruces con la desigualdad, los privilegios o la explotación. Con personas que viven como marajás y con quienes pasan, un día sí y otro también, con lo más básico. Y tal vez se preguntarán: ¿pero cómo es posible que sucedan estas cosas? Pues esa misma pregunta es la que se han hecho tantas personas que nos han precedido y que, siendo muy valientes, se han lanzado a remover de la calzada las piedras que impedían circular. Y lo bueno es que la historia de la humanidad nos ha demostrado que es posible, es decir, que las piedras se pueden apartar de los caminos. ¿Y qué relación puede existir entre las vacaciones y las conquistas sociales? Seguro que ya lo han descifrado y no es necesario argumentarlo. No obstante, por si alguien aún no lo ha captado, las vacaciones son uno de esos derechos sociales que los trabajadores han conquistado muy recientemente. Igual que el salario mínimo, la duración de la jornada laboral, la jubilación, la negociación colectiva, la protección y seguridad en el trabajo, las indemnizaciones por despido, etc. En fin, ya ven: cuestiones sin apenas importancia en la vida cotidiana de hombres y mujeres. Pues bien, ¿han pensado si todos los ciudadanos pueden disfrutar de vacaciones? El Instituto Nacional de Estadística dice que no: el 34,2% de los hogares no puede permitirse ir de vacaciones fuera de casa al menos una semana al año. O sea, que la tercera parte de los españoles aún tropieza con piedras en el camino que les impiden avanzar como al resto. Si es uno de ellos, lo siento. Pero no se aflija: conoce lo que puede hacerse. Para eso está la historia.