Algo se mueve en el sur de Europa y tal movimiento afecta de lleno a zonas fronterizas como Zamora. El Gobierno español participa de una estrategia con Italia y con Portugal en un intento de forzar la aprobación del Fondo de Recuperación de la UE para que sume 750.000 millones de euros, de los que 500.000 serían transferencias directas y el resto en créditos. El presidente del Gobierno español Pedro Sánchez y su homólogo italiano Giuseppe Conte, mantenían esta semana un primer encuentro para trazar esa estrategia conjunta del sur, intentada ya en anteriores ocasiones, aunque sin suerte, para convencer a los países del norte como Holanda o Suecia de la necesidad de que Europa muestre su lado más solidario en un momento crucial para la propia supervivencia económica y política de la Unión.

Las acciones conjuntas se multiplican a otras escalas. Esta misma semana se producía un encuentro en la frontera entre Zamora y Miranda do Douro. Los protagonistas: la Junta de Castilla y León, en la persona del vicepresidente Igea y la vicepresidenta de la Comisión de Coordinación y Desarrollo Regional del gobierno luso, Ester Silva, además del presidente de la Cámara Municipal, Artur Nunes. La crisis del COVID parece espolear al Gobierno regional, que no ha tenido nunca una línea de colaboración continua y eficaz con el lado luso a pesar de los continuos discursos en ese sentido que, a la hora de la verdad, se han quedado siempre más bien en palabras. Justo al contrario que nuestros vecinos, que, además, supieron hacer los deberes partiendo de una situación mucho más vulnerable y con el yugo de los "hombres de negro" de la UE en los años de la Gran Recesión. La prueba está en la presencia de la responsable directa de un gabinete ministerial en el acuerdo en el que hemos vuelto a escuchar el mensaje de apertura de "un nuevo camino" a uno y otro lado de la frontera. Esperemos que esta vez se cumpla la intención porque para Zamora la colaboración con la Raya es una de las líneas prioritarias en cuestiones como la lucha contra la despoblación.

A la espera de conocer cómo serán los nuevos presupuestos de la Unión Europea de la era COVID, el marco legal previsto incluía la negociación de fondos para las nuevas anualidades 2021-2027, en la que los fondos Interreg debían reunir, por fuerza, proyectos conjuntos. Eso requerirá, tal vez, profundizar y reorientar las estrategias en la sociedad gestora trasfronteriza Zasnet, que tenía en este nuevo período una oportunidad singular, encabezada por la Fundación Rei Afonso Henriques, con sede en Zamora, y llamada a desempeñar ese papel de interlocutor ibérico ante Europa, ahora más que nunca.

La crisis sanitaria ha roto todas las perspectivas anunciadas solo días antes del estado de alarma cuando el primer ministro luso, Antonio Costa, anticipaba que en la siguiente cumbre hispanolusa se daría prioridad a la renovación del programa operativo de cooperación territorial entre ambos países. En la nueva realidad, ese programa de cooperación se hace aún más necesario si cabe, ya que habrá que sumar las nuevas dificultades a las que se pretendían resolver hace tan solo cuatro meses, por eso la colaboración puede facilitar el complicado camino a la recuperación y al impulso al desarrollo social y económico que se pretendía hace solo unos meses.

De ahí que pueda interpretarse de forma positiva las muestras de que, al fin, desde este lado de la frontera, se ha entendido la trascendencia de vincular nuestro futuro al de los hermanos portugueses. Mucho tienen que aprender las autoridades de este lado con el retraso acumulado en asumir como propias las aspiraciones recalcadas por los mandatarios portugueses de los centros económicos del Norte de Portugal. Incluso de las costumbres de los habitantes del territorio fronterizo para los que la Raya era solo un mero accidente diplomático que nunca impidió la relación cordial y comercial por ambos lados. Muestra de ello es la celebración que recorrió toda la Raya zamorana el pasado 1 de julio, cuando se puso fin a las restricciones entre ambos países y se reabrió la libre circulación.

Han sido los portugueses, frente a la miopía del centralismo de Moncloa y el cortoplacismo regional y local, quienes con más ahínco han reclamado la mejora de comunicaciones terrestres como la languideciente A-11, de nuevo en fase burocrática, que permitirá la salida directa de las mercancías del Norte de Portugal hacia Europa. También los primeros en interesarse por una lanzadera para conectar con el AVE que Zamora tiene ya a punto para entrar a las puertas de Galicia y con la conexión de Madrid a solo una hora. Todas las actuaciones que se proponen desde el otro lado de la Raya, incluso la posible creación de un aeródromo como pretende Braganza, repercutirían de manera positiva en el territorio zamorano.

Braganza se ha convertido también en referente de despegue en el desarrollo económico con una apuesta decidida por la innovación y la creación a través de su Parque Científico vinculado al Instituto Tecnológico. El proyecto pretende servir ahora de base para la creación en Zamora de unas instalaciones similares que puedan servir de nido empresarial ligado a las nuevas tecnologías que se imparten en el campus zamorano y esa ha sido la idea de la visita realizada también esta semana por el presidente de la Diputación de Zamora. La institución zamorana, que además mantiene conversaciones para la extensión del Parque Tecnológico de la Universidad de Salamanca, pretende "sumar fuerzas", en palabras de su presidente, en la búsqueda del I+D+i sobre el que cimentar una nueva estructura laboral que incluye ofrecer atractivos para empresas que apuesten por la deslocalización por efecto directo de las consecuencias de la pandemia.

Ese "efecto dominó" en positivo, de administración en administración, debe repetirse en el resto del escalafón hasta llegar a las instituciones locales. La idea debe ser difuminar las fronteras en búsqueda de soluciones comunes puesto que se comparten también los mismos problemas. Y siempre teniendo en cuenta dónde se encuentran las verdaderas emergencias, corrigiendo disfunciones de los fondos de Interreg que han beneficiado a otras provincias que no compartían ni un kilómetro de frontera con Portugal dentro de Castilla y León. La discriminación positiva que se reclama del Estado hacia Europa, de Castilla y León a Moncloa, debe tener su extensión para que, en el proceso de reconstrucción las zonas más depauperadas que, además, coinciden geográficamente con el trazado de la frontera, sean también las que reciban un trato que entrañe, en definitiva, justicia social.