El revisionismo histórico en América y por una curiosa inercia también en el resto del mundo está llevando a cometer atropellos, inimaginables en otro tiempo. Ciertos pueblos indígenas y los revisionistas están arremetiendo contra las pinturas y las estatuas de colonizadores, políticos y prohombres. Desde Colón a Roosvelt, pasando por George Washington y Fray Junípero Serra. Al franciscano quería llegar yo. Lo que se está haciendo con la memoria del fraile mallorquín no tiene nombre. Ni racista como reza la vandálica pintada con la que han embadurnado la estatua del misionero, ni genocida como se empeñan en considerarle unos pocos.

El fraile franciscano siempre trató de predicar el cristianismo de manera pacífica y sin entrar en conflicto con los nativos. Fundó numerosas misiones con santuarios y construcciones que, a día de hoy, siguen en pie. Siempre tuvo la firme convicción de predicar el cristianismo a los nativos americanos, siguiendo las palabras de Jesús. No sé dónde está el problema con Fray Junípero cuando fue un firme defensor de los nativos. Sin embargo su estatua ha sido derribada en San Francisco y tratada de forma vandálica en su propia tierra, Palma de Mallorca. Yo no estaba allí para saber si en verdad Cristóbal Colón quiso esclavizar indios para lucrarse. Se dice que la reina Isabel II se lo impidió. Yo no conocí personalmente a George Washington, primer presidente de Estados Unidos y padre de la patria, para tacharle de racista, acusación que sí mantienen los grupos indigenistas que ahora arremetan contra él como arremeten contra Roosvelt a quien el Museo de Historia Natural de Nueva York retirará una estatua.

Ni unos ni otros pueden defenderse. No tienen la opción de ir a los tribunales a defender su honor. Quienes cuentan la historia tienen distintas versiones. El descubrimiento de América tiene sus luces y sus sombras como casi todo en la historia. Lo que unos consideran una epopeya para otros fue un fracaso absoluto. Tengo para mí que están pagando justos y pecadores. Eso es lo que tiene este inusual revisionismo basado en la violencia contra la memoria en piedra o en lienzo de quienes forman parte de la historia, por lo menos hasta ahora. De seguir la cosa como va es posible que incluso salgan escopetados de los libros de historia, declarados personas 'non gratas'. El revisionismo va a poner en tela de juicio los distintos acontecimientos y procesos históricos que conocemos hasta la fecha. La furia iconoclasta parece 'teledirigida' hacia todo resquicio español, hacia todo atisbo de nuestro legado cultural que no es baladí. Vandalizar y derribar estatuas no va a cambiar la historia.