A los que con su trabajo duro, exigente y benemérito, posibilitan a la ciudadanía unas vivencias soportables en estos "tiempos duros".

Entre los muchos piropos que nos echamos los españoles para poner de manifiesto lo "guapos" que somos, está el que encabeza este escrito. Más o menos, quiere indicar que tenemos lo que se denomina "arrestos" para acometer las actividades que nos propongamos.

Y sí que es verdad, en algunos casos; no muchos, quizá por el espíritu senequista, sanchopancesco y pícaro que nos suele caracterizar, como lo demostramos diariamente.

Y si para muestra, de lo que implica ser "figura" basta un botón, lo sería la actitud y proceder profesional; y por lo tanto ética, laboriosa, motivadora, ejemplar, etc., etc., etc., de todos los trabajadores que han aportado sus conocimientos y esfuerzo, infinitas veces al 100 por 100 de sus capacidades, para hacer frente al COVID-19 y sus consecuencias para toda la ciudadanía, especialmente la que ha tenido que ser hospitalizada. Los sanitarios en "primera línea de batalla", con riesgo de sus propias vidas y la de sus familiares, pues algunos de ellos la han perdido; las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, los militares, los empleados de establecimientos de alimentación, los vendedores de prensa, como, también, de otros innumerables trabajadores que no están "cara al público", como son los agricultores y ganaderos, los dedicados a la logística, a las telecomunicaciones, los profesores, los funcionarios; al suministro eléctrico, al de aguas; al catering, a la recogida de basuras y limpieza viaria, ; los teletrabajadores, etc., y un larguísimo etcétera.

Y los resultados conseguidos, y que se están obteniendo, son óptimos; pues dentro de la problemática que supone para la ciudadanía el no poder hacer su vida habitual, no ha faltado la comida, la prensa, las comunicaciones, la posibilidad de trabajar vía Internet, etc.

Y como de cualquier hecho, de cualquier experiencia, hay que observar para analizarlo, reflexionar, sacar conclusiones y aprender con el fin de adoptar aquellas decisiones y comportamientos que contribuyan a la mejora en el cumplimiento de los deberes de todo tipo y condición que todos tenemos.

Y es que hay que tener presente que el ser humano es perfectible "ad infinitum", lo que supone procurar "la mejora continua" en todos los comportamientos de los que seamos responsables. Así, hay una técnica de gestión, de "management" de empresas, que se enseña en las Escuelas de Negocios, creada por los japoneses, que lo llevan a la práctica con notable éxito, al conseguir mejoras de productividad de lo que se deriva mayor competitividad, menores costes, precios más reducidos, más cuota de mercados, crecimiento y beneficios.

Y es lo que hay que preguntarse: no debemos ser siempre unos "figuras" en el trabajo, en el cumplimiento de nuestras obligaciones ciudadanas, familiares, de amistad, etc., sin necesidad de que ocurran hechos dramáticos; pues, es que da la impresión, verificada por el proceder habitual en "tiempos de calma", de que "no se da el callo" con la plenitud de las capacidades, posibilidades y virtualidades de las que somos poseedores; de lo que se deriva, entre otras consecuencias, la insatisfacción de las demandas de los conciudadanos, infrautilización de capacidades y recursos, insuficiencia de rendimiento de los activos, impericia profesional, etc.

Y es que hay que tener siempre "puestas las pilas" y "cargadas a tope", para "saber y servir" más y mejor, pues solo sirve el que sabe, especialmente en lo que se refiere al fiel, exacto y pleno cumplimiento de obligaciones y compromisos. Así se es "figura", de lo contrario seremos unos "parásitos sociales".

Y sí, si hay "genio y figura", saldremos de esta, como tantas otras veces a lo largo de la historia.

Marcelino de Zamora