Los independentistas catalanes y vascos, como siempre: el fallecimiento de Rosa María Sardá, han alegado: "una española menos". Esta vez la destinataria del escarnio ha sido la campeona de España de ciclismo en ruta, Lourdes Oyarbide, de inequívoco apellido vasco. La ciclista alavesa, ha denunciado a través de su cuenta de Twitter la reacción de un conductor que realizó una maniobra imprudente y peligrosa que casi se lleva por delante a la deportista mientras entrenaba con su bicicleta. Cuando con razón intentó llamarle la atención, el mejor argumento del conductor fue el de llamarla: "española de mierda".

Sobran actitudes así que solo ponen de manifiesto una cosa, la intolerancia de quien profiere frases tan despectivas. Digo yo si la reacción del individuo en cuestión estaría motivada por la bandera de España que lucía la deportista en el pectoral de su camiseta. Hay quienes tienen alergia a los colores de la bandera nacional. Resulta, cuando menos extraño, que el conductor no aprovechara la coyuntura para tildarla con el consabido 'facha' que hoy te endosan por el mero hecho de ser, llamarte y sentirte española, defender tus costumbres y tradiciones mejores y llevar la bandera de España.

Nunca, ni en los peores años del plomo, se insultó a ningún ciudadano vasco por haber nacido en esa comunidad autónoma. Siempre se ha distinguido entre los vascos de bien y los asesinos etarras y sus acólitos. Por lo que hicieron unos cuantos asesinos, jamás, ni en nuestro fuero interno, pagaron el resto de vascos. Lo incomprensible es que ni un solo grupo feminista haya alzado la voz para defender a Oyarbide. Si algo, incluso de inferior calado, le dicen o le sucede a una feminista de las adscritas al grupito de las que más chillan, a estas alturas se había armado la marimorena, la policía ya habría buscado al insultador que estaría a buen recaudo en dependencias policiales.

España es un gran país que tiene la desgracia de contabilizar entre sus habitantes a mediocres, indecentes, corruptos, envidiosos, reaccionarios, conspiradores, individualistas, cicateros, nacionalistas e independentistas que no ven más allá de sus narices, y aunque nacidos en Euskadi o Cataluña, puesto que españoles son, esos sí que pueden considerarse "españoles de mierda", como los terroristas y los que incendiaron Cataluña en aquellas jornadas vergonzosas.