El miedo es cambiante y contradictorio. Siempre lo hemos identificado con la responsabilidad y la prudencia, pero profundizando en el asunto, creo, que en realidad es un esquema mental que anula todo, incluida la confianza en uno mismo. Son tiempos de impulsar no de amortiguar y debemos ver que con miedo no vamos a ningún lado. No podemos convertirnos en una sociedad quietista y pasiva, ni podemos ver junto a las dificultades, una solapada forma de autodestrucción; el pesimismo es un espectador que siempre se cruza de brazos. Además (sonrío) siempre está a disgusto... Pienso (opinión subjetiva) que si el valor no aparece por el mismo debemos de provocarlo... Es fundamental entender que junto al dinamismo se encuentra la disposición, sí, la misma que sabe reconocer que lo problemático (muchas veces) es nuestra propia resistencia luchando para no hacerle frente a nada. Si nuestro propósito es vivir: ¿qué hacemos muertos de miedo? Son afirmaciones antagónicas que nos demuestran que la intención y la acción no siempre persiguen los mismos fines. Reflexionando sobre el tema, podemos ver que muchas situaciones que evitamos, son nuestra propia debilidad defendiéndose del miedo. Hay amenazas reales pero también muchas son imaginarias. Las últimas, son de naturaleza irracional, si; llegan a azotar la razón de tal manera, que muchas veces hasta la llegan a hacer sangrar. Qué poderoso es el miedo, ya lo creo, ya; puede dejarnos paralizados y además "nutridos" de esperanza. Claro, llega un momento que junto a la rigidez del miedo uno empieza a disociar conceptos, y lo amargo nos llega a saber dulce.

Hace pocos días junto al tronco de la vivencia encontré clavada una nota. Paseando, escuché a un señor decir: "ni loco iré a ninguna terraza, ni a ningún sitio". Evidentemente, es su decisión, además, muy respetable; pero se me antoja decir que si todos nos volvemos "asustadizos" nuestro país no levantará cabeza. Las precauciones, a día de hoy, son necesarias. Además debemos de seguir comprometidos con ellas... Pero: ¿tenemos qué vivir con miedo? Yo diría que no. Todos los negocios que a día de hoy están abiertos, y los que abrirán en las fases venideras, están controlados y ninguno debe precipitarnos por el abismo del temor. ¿Qué les parece si cambiamos el miedo por valor y nos vamos a tomar unas cañas bien fresquitas? Les recomiendo (sonrío) salir bien "miccionados" de casa, en muchos establecimientos no permiten usar los baños, y no es plan de ponerse "a mear" en cualquier lado.

Lo he dicho alguna vez, creo que el sentido del humor hace más llevadero todo, además, nos acerca a la risa y por ende a la alegría. Por lo tanto, para que las cosas (en la medida de lo posible) vuelvan a ser igual que antes, debemos de ser constancia de optimismo y consecuencia de valor.