Primero fueron lo perros. Ellos ocuparan líneas en el Boletín Oficial del Estado. Los primeros privilegiados. Había que sacarlos de paseo. Y ya de paso recibieron gracia sus dueños para poder atender al animalito. Y empezó cierta picaresca, hubo quienes prestaban al perro, por dinero claro está, a vecinas o vecinos que no tenían un can. Y hubo perros, primero con su amo que se pasaron paseando más de la hora permitida y luego con el alquilado. Al final la llamada sociedad protectora de animales puso en conocimiento de las autoridades tales comportamientos, pues los perritos sufrían ya cansancio y trastornos psicológicos al cambiar con tanta frecuencia de acompañante. Luego hubo que dar carta de apertura a los estancos. Claro, fumar mata, daña gravemente la salud, pero lo estancos tuvieron muy ponto carta de apertura. Había que vender tabaco y otras cosas. Ignoro si también loterías.

Los bares bramaban por poner terrazas y ofrecer espacios de distensión y su apertura fue celebrada hasta la extenuación, alcanzaron los deportistas de élite lo que pedían y otros colectivos de postín y así sucesivamente se fueron permitiendo salidas. Pero no se consintió y si se persiguió a quienes teniendo al lado de casa un huerto y siendo tal huerto una buena distracción en su tiempo y luego una fuente fresca, muy sana de comida y un ahorro no podían arreglarlo. Incluso quienes lo tenemos en la distancia, tenemos que resignarnos a dejar la tierra baldía.Y le llegó el tiempo a los kioscos. Ignoro si las personas acudieron en masa e hicieron cola para adquirir el periódico. O si se pusieron delante de una librería haciendo también cola para comprar un libro. Porque las bibliotecas no fueron abiertas para préstamos. Ya me hubiera gustado ver filas de gente esperando delante de kioscos librerías y bibliotecas, como delante de bares, estancos u otros lugares de ocio. Y mientras hemos escuchado el valor de la ciencia, los expertos, los científicos, los asesores y comités. Parecía que la ciencia, esta vez empezaría a cobrar carta de importancia. Pero no. Se cerraron muy pronto todos los colegios, institutos, universidades. Qué más da, que aprendan como sea y si no que no aprendan, total, las becas se darán en adelante no por nota sino por necesidad económica. En enseñanza y educación nadie ha protestado por querer ir a trabajar como en otros sectores, ni patronales, ni sindicatos, ni partidos. La única preocupación manifestada era qué hacer con los niños si los padres iban a trabajar. Así ni el coronavirus, ni nada nos hará entrar en razón.

La educación no cuenta, no vale, la enseñanza la puede hacer cualquiera. No hay planes. Los colegios deben estar apestados. Y los profesores más. Hace años ya se informó en este mismo periódico que en Castilla León no había médicos titulados suficientes para ir supliendo a quienes se jubilan. Ya lo hemos visto. Nosotros aparte de estar despoblados, hemos compartido suerte, mejor desgracia, con el pelotón de los últimos, los del progreso, Madrid y Barcelona. Universidades cerradas, sí señor , y los estudiantes que pasen todos, cuanto menos aprendan mejor, tendremos un pueblo más propenso a creer cualquier cosa, más manipulables pan y toros, diversión venga el dinero a ser posible sin trabajar. Y todos contentos.

Y para guinda esta noticia de este periódico del día 19 de mayo. El portal de la Junta para las nuevas matriculaciones escolares, sin funcionar desde el lunes Los padres ponen a prueba su paciencia tras los continuos fallos del servicio para la admisión de cara al curso 2020-2021. Pobre pueblo. Y mientras Europa abre sus centros formativos, el País Vasco lo pide y se lo deniegan. Nuestros gobernantes a pedir dinero a Europa. Y luego nos extrañará que nos desprecien y nos llamen derrochadores de lo ajeno. Nos queda el lamento del poeta, río Duero, río Duero, enseñanza, enseñanza, cultura, nadie a acompañarte baja: nadie se detiene a oír tu eterna plegaria. Indiferente o cobarde, la España te vuelve la espalda. No quiere ver en tu espejo, su realidad desdentada. Río Duero, enseñanza, cultura , nadie a estar contigo baja, ya nadie quiere atender tu eterna demanda, olvidada, solo los enamorados que preguntan por sus almas y siembran en tus espumas palabras de amor, palabras y añoranzas. Leyendo el artículo de Luis M. Esteban del pasado día 20, "Ni futbolistas ni héroes", quiero hacer mío lo siguiente: Su colaboración es digna , primero de un lloro, y luego enmarcarla y ponerla en marquesinas, paredes por pueblos y ciudades y sobre todo en la mente de legisladores y gobernantes. Escuchar a los clubes de fútbol hablar de test cuando medio país clama por ellos es de auténtica vergüenza y, desde luego, de pura envidia malsana. Así que si los maestros han de ser héroes, que lo sean como los futbolistas, aunque solo sea porque la aportación de los maestros al capital humano, social y económico de un país es mayor que la de los futbolistas, tanto a corto como a largo plazo, y, sobre todo, más ejemplarizante e importante para la creación de ciudadanos de bien.