Cuando toda España esté como mínimo en fase 1 de movilidad, el Jefe del Estado, Su Majestad el Rey don Felipe, iniciará una nueva etapa con mayor presencia exterior. El Rey no ha parado a lo largo de la cuarentena. Se ha preocupado por todos los sectores, reuniéndose por videoconferencia con responsables empresariales, con el mundo de la cultura, con el mundo del deporte, con el sector de transportes, no ha dejado nada al albur, incluida su presencia en el macro hospital levantado por el Ejército en Ifema y en Mercamadrid.

A lo largo de 70 días, don Felipe ha celebrado más de 250 actividades que en su mayoría han sido ignorados, como si no se hubieran producido. Excepcionalmente, en algún caso puntual, la tele pública, TVE, le ha dedicado unos segundos, un visto y no visto que a buen seguro habrá pasado desapercibido. Eso es lo que el Gobierno ha pretendido en todo momento. El Rey no pinta nada y no hay que darle cancha para su lucimiento, más humano y más cercano que el del Gobierno en pleno.

La tele pública y el resto de teles que viven de la subvención, no han dejado pasar los ya tradicionales 'Aló presidente' de los sábados donde Sánchez nos suelta el rollo. Sin embargo la información sobre el Rey de España nos la han servido por cuentagotas. Es una pena que gran parte de la sociedad española no haya podido enterarse de la intensa actividad desarrollada por don Felipe y Letizia. Ignorar la labor del Jefe del Estado en el momento más grave de la democracia ha sido indignante. Entre el silencio mansurrón de unos medios y el silencio interesado y por lo tanto estudiado de otros, se ha ninguneado al Rey y lo que es peor, algunos medios y algunos políticos han aprovechado la coyuntura silente para propalar dudas sobre la utilidad de la Monarquía.

Que sepan los manipuladores, los propaladores del rumor malintencionado y del ninguneo que, en Europa, a la institución española que verdaderamente se respeta y aprecia es, precisamente, a la monarquía. El Rey don Felipe abre las puertas que algún que otro político cierra. Mientras al Rey le llueven las invitaciones, al Gobierno le llueven las críticas. Y sin don Felipe no hace más, es porque no le dejan, así de claro. Recién declarada la pandemia, mientras unos se dedicaban a mentir, don Felipe dirigió toda su actividad a buscar el contacto directo con la gente de la calle, hasta el punto de que habló con más de mil personas, enviándoles mensajes de apoyo y de ánimo. Igual que el Gobierno.