Alguien me decía hace unos días que España le está fallando a esa parte de la sociedad que vive en la pobreza, cuya situación se encuentra ahora entre las peores de la Unión Europea. España no es la que falla. Fallan los Gobiernos, fallan los responsables de que nada falle. Fallan los hombres y mujeres que se creen por encima del bien y del mal y apuestan por políticas equivocadas y eso a pesar de que al Gobierno, tanto por boca de Sánchez, como de Iglesias se les llena la boca, hablando de rentas mínimas y de otras ayudas que se antojan inviables porque, de donde no hay, no se puede sacar.

Un relator de la ONU que nos ha pasado revista nos ha avisado de aquello de lo que ya nos previno el poeta: la existencia de dos Españas muy diferentes. Hay una extraordinaria, que el yanqui conoció como turista, la España diversa, la España rica culturalmente, la España próspera y esta otra que ha de helarnos el corazón. Como relator de la pobreza ha visto una España con un "porcentaje inusual de población que vive el límite y tiene dificultades para sobrevivir".

Y aunque las teles, cuando nos llevan de peregrinación por las colas del hambre y de la vergüenza, no me diga por qué, siempre entrevistan a ciudadanos procedentes de otras latitudes, fundamentalmente hispanos y marroquíes, son cada vez más los españoles con dificultades para llegar a fin de mes e incluso para empezarlo. Son demasiadas las personas que están pasando apuros, en Zamora y en el resto de España. El Banco de España ha publicado un interesante artículo analítico que viene a apuntalar todo lo dicho y en el que evidencia, hablando de la población en riesgo de pobreza o exclusión social en España, que en el inicio de la crisis el número de hogares en tan lamentable situación era de 4,2 millones, mientras que ahora, el dato asciende a 4,5 millones. Se ha producido un aumento de más de 711.000 ciudadanos hasta alcanzar una cifra total que supera ligeramente los doce millones. Y un número de hogares de 4,5 millones. Son cifras insoportables. Son cifras que parecen increíbles y sin embargo son ciertas

Estamos en grave riesgo de que la pobreza se cronifique, de que el 'sueño español' si se me permite el símil, se venga abajo, tenga un despertar abrupto y de consecuencias insospechadas. Ojalá el Gobierno haga suyo, con cerebro, el objetivo propuesto por el Consejo Europeo de reducir el número total, 12,4 millones, a menos de 10 millones de personas. El esfuerzo debe ser de los políticos.