Me lo viene repitiendo insistentemente, María Pilar Río, escritora de magníficos libros de autoayuda, profesora, una estudiosa de la medicina y persona versada en ciencia. Suele decirme que utilice estas líneas para recomendar a todos los zamoranos el uso de la mascarilla. Hecho, María Pilar, entre otras cosas porque no te falta razón. Comparto tu preocupación en vista de lo que se ve y lo que nos cuentan. Como el Gobierno, por boca de Sánchez, de Simón y del ministro Illa nos ha dicho tantas y diferentes cosas, los ciudadanos se quedan con lo que más les apetece de las recomendaciones que van y vienen dependiendo del día de que se trate.

Las mascarillas deben ser obligatorias, sobre todo en espacios públicos. En un primer momento se nos dijo y repitió que eran innecesarias. Luego se cambió el criterio para recordarnos que son altamente recomendables y ahora, por fin, Sanidad obligará a llevar mascarilla. Una protección que puede salvar muchas vidas. La mascarilla y la observancia de las medidas sanitarias sociales. No comprendo por qué, a estas alturas, todavía hay quienes no han entendido la importancia de esta medida para evitar la transmisión del coronavirus.

Algunas personas actúan como si con ellas no fuera la pandemia. Como si el bicho fuera selectivo y sólo penetrara hasta matarlas en según qué personas con distintas patologías y, por supuesto, en los ancianos, en los que el bicho se ha cebado, en muchos casos por negligencias, por descuidos, por abandonos que no tienen justificación. Por cierto, las residencias públicas de Zamora y provincia han constituido el peor ejemplo. No ha mucho, los sanitarios que trabajan en esos centros clamaban pidiendo 'epis', pidiendo ayuda a conocidos y amigos. Quizá, eso también debe investigarlo la Fiscalía.

¿Tan difícil resulta mantener un alto grado de responsabilidad? De poco va a servir el sacrificio y el esfuerzo titánico de nuestros sanitarios, de nada van a servir tantas muertes si cada quien hace de su capa un sayo pasándose por el forro de sus pantalones estas y otras recomendaciones cargadas de sentido común, cargadas de lógica, cargadas de sensatez. Con todo lo que está cayendo, a pesar de las fases, se observan comportamientos temerarios sobre todo en los supermercados y en la calle. Con lo que cuentan las cajeras, lo de los supermercados da para escribir un libro o varios.

Desescalada paulatina, sí, pero con responsabilidad o lo que es igual, con mascarilla como pide Pilar, con guantes e incluso llevando gel hidroalcohólico en el bolsillo, por si acaso.