Una crisis económica es el periodo de un ciclo económico que se caracteriza por tener efectos negativos en la economía debido a la escasez del flujo del dinero, pudiendo ocasionar daños patrimoniales, sociales y políticos por ser el germen del malestar poblacional debido a que suelen ser combatidas con medidas impopulares. Se caracteriza, además, por molestos inconvenientes en el articulamiento del propio sistema económico y por la inestabilidad en los Mercados. Las crisis que se producen en una economía forman parte de un ciclo económico, donde tras una etapa de crecimiento y expansión, sucede otra de punto máximo, estancamiento y posterior contracción.

Las principales causas que llevan al desencadenamiento de una crisis económica suelen ser por catástrofes naturales, sociales o políticas; por alocadas fluctuaciones en el precio de las materias primas; o por la aplicación de erradas políticas económicas. Las consecuencias son siempre negativas produciendo grandes impactos sociales y políticos, pobreza, desaceleración y depresión económica.

Han pasado muchos años desde la crisis financiera del 2008 y eran muchos los expertos que auguraban que se estaba preparando el caldo de cultivo idóneo para meternos de nuevo en una nueva crisis, acompañada de una fuerte recesión. Nadie sabía con certeza cuándo iba a llegar ni cuál iba a ser el catalizador. Y llegó, y como siempre, nadie fue capaz de predecir la causa real hasta que no se produjo. La crisis económica provocada por el COVID-19, por su originalidad, poco tiene que ver con las crisis del pasado, siendo su final un tanto incierto debido a que nunca se ha vivido una situación similar en un contexto globalizado como el actual.

Esta crisis, la más anunciada de la historia, ha venido provocada por un factor exógeno al mundo financiero y económico que, para atajarlo, los Gobiernos han tenido que decretar un cierre generalizado de la economía para prevenir una catástrofe sanitaria sin precedentes. Hemos visto recesiones que han afectado a la banca, al mercado inmobiliario, a las empresas tecnológicas, pero, en este caso, se focalizará principalmente en el sector del turismo y todo su entorno: viajes, alojamientos, restauración, festejos, reuniones, congresos, ferias y, como ya hemos visto, procesiones religiosas.

La historia se repite una y otra vez y siempre nos ha enseñado que los ciclos económicos existen porque la economía unas veces va bien y otras no tanto. El caso es que cada vez que llega una crisis siempre nos pilla con el paso cambiado. Hace ya algún tiempo, escribí un artículo para el diario que está leyendo que titulé "la Biblia como libro de enseñanza financiera". En él mencionaba el pasaje del Génesis (41: 1-36) en el cual "José interpreta el sueño del Faraón": ya sabe, aquél en que siete vacas flacas devoraban a siete vacas gordas y José, hijo de Jacob, explicaba al Faraón que vendrían siete años de abundancia sobre Egipto y siete años de hambruna. Aunque resulte extraño, estos versículos están considerados como el primer tratado macroeconómico de la historia.

Las crisis económicas y las burbujas financieras se han ido repitiendo de una manera más o menos cíclica desde que en 1637 un bulbo de tulipán llegó a valer lo mismo que una vivienda, hasta que en el 2008 cayó Lehman Brothers debido a desajustes y desregulaciones financieras, desarreglos que hoy en día todavía no se han superado.

Las predicciones de que nos estábamos acercando a una recesión eran innumerables, pero lo que nadie adivinó, ni de lejos, fue la causa que la iniciaría. Se escribieron multitud de artículos periodísticos aseverando que la crisis estaba a punto de llegar, todos ellos corroborados con sesudos tratados económicos justificando todos los males que iban a arribar. La historia económica deja muy claro que los motivos de las crisis son previsibles, hasta que llegó el Coronavirus, pero nunca han sido capaces de acertar con la fecha del comienzo. Esto último tiene su explicación y es que los Gobiernos, Instituciones y Bancos Centrales siempre están al acecho para ir reparando con parches los pinchazos económicos que se van produciendo.

Decía, que las recesiones siempre nos cogen el paso cambiado debido a que se proviene de un periodo de expansión económica, y ésta nos hace sentir que todo va bien, descuidando la economía financiera doméstica. En los periodos expansivos, se tiende a endeudarse en exceso porque se puede pagar, poniendo el grito en el cielo si no se tiene acceso al crédito. De la misma forma, cuando no se puede devolver parte de las cuotas del principal, también hay quejas porque no se contaba con ello y la culpa siempre es de otro. El dinero siempre tiene que estar en continuo movimiento y la deuda hace que el dinero que permanece ahorrado se ponga en funcionamiento.

(*) Gestor de Activos y Trader Independiente

@ToGarMos