De tanto apostar por el comercio local no me entran los pantalones. A ver si viene el sector textil a apoyarme a mí, con dos tallas más a domicilio. El comercio local tiene buen salchichón, venga pide. Buen queso tiene el comercio local, anda pide. Y pide y pide que hoy es viernes y pide algo al comercio local que para eso es sábado.

Las viandas del producto local llegan y se almacenan. Pero no en la alacena. En el estómago. Y la cintura. Y aquí estamos, tecleando la columna del día con productos del comercio local a la vista, hora del aperitivo, vermú casero, aceitunas del terreno, encurtidos, boquerones en vinagre, piquitos. Los productos del comercio local abren el apetito y ya se da uno, desaforado, al producto mundial, autonómico o comarcal también. El comercio local debería expender más bicarbonato y licores digestivos. El comercio local te induce a ser cliente de grandes superficies: es ahí donde tienen las cintas de andar y las bicicletas estáticas.

-Oiga, que ya se puede salir a pasear.

-No quiero moverme de casa vaya que venga el repartidor. De producto local.

"Compres la cerveza que compres el viernes siempre se acaban el martes", decía alguien en Twitter, no sé si bajo el influjo de la cerveza o de la contabilidad. Menos mal que no nos ha dado en casa por hacer pan, aunque si bien se mira, dónde se ha visto comer sin pan o dónde degustar el queso sin un pellizquito, al menos, de ese pan estupendo que venden en cualquier sitio, porque el pan está bueno siempre, sobre todo a todas horas y mismamente si tienes hambre, lo que viene siendo todo el rato. Máxime si uno se quita de los cigarros. Entre col y col, paté.

El comercio local se recupera algo y uno se alegra. Lo malo es que cuando reabran a lo mejor no entro por la puerta. Hay que echarle una mano al comercio local. Que, hombre, claro, también vende y reparte frutas y verduras, magníficos tomates, lechuga, manzanas y pepinos. Y aguacates o naranjas o leche. No importa dónde lea esto. No hay mala cocinera con un tomate a la vera. Así que apuesten. Apuesto a que le saldrá económico y sabroso al paladar. El comercio local.