Aunque todo día es histórico, pocos habrán merecido más el rótulo en España que el de ayer: el desembalse con sujeción a horario de decenas de millones de personas previamente embalsadas. Sin duda ha habido excesos que en grandes ciudades pueden haber dado sensación de riada con salida de cauce. ¿Qué habrá pasado ayer con el virus, le habremos dado un balón de oxígeno a una infección que parecía empezar a remitir? No se sabrá hasta pasada más de una semana, pero un experimento de tan alto riesgo era obligado, pues prolongar sine die el encierro total, con la angustia ennegreciendo por dentro los cuerpos y la economía envileciéndose hora a hora, hubiera traído males aún peores. Es terrible pensar que todos (y en especial los mayores) seamos las cobayas de estas pruebas, pero en última instancia su resultado para todos dependerá del ejercicio responsable que cada uno haga de la libertad.