Sí hubo Semana Santa de Zamora en los recuerdos / porque salió a los balcones donde sonaron conciertos/ que evocaban emociones que se perdían en el viento.

Porque el pueblo zamorano, que es muy semanasantero,/ no se rindió a la pandemia aunque la sufrió en silencio/ y cantó, rezó y lloró. Y el llanto llegó hasta el cielo

Y regados por la lluvia, los zamoranos oyeron: /"¿Quién ha dicho esas historias?, ¿que el Cristo este año no sale?, /si está vestido de blanco, de azul, en los hospitales..."

Y de la misma manera, abril siguió caminando/ para que el día catorce nos encontrara cantando/ el himno Riego con letra no oficial y tarareado.

Se celebró la Tercera por la que muchos luchamos/ después de que la Segunda por la fuerza arrebataron/ con la violencia y las armas del que fue un Golpe de Estado.

Vencieron, no convencieron. Después pasaron los años: /transición y democracia ¡En la historia sí ganamos! /Por los que entonces murieron, nosotros también cantamos,/ bastante mal, pues lo cierto es que bien... desafinamos.

Le pusimos toda el alma - esa cosa de cristianos/ y filósofos antiguos- y por vídeo nos juntamos.

Y así el catorce se oyó decir a republicanos: /¿Quién ha dicho estas historias? ¿que este año no celebramos/ la República Tercera que seguimos anhelando?

Como el tiempo no se para ni aun estando en cuarentena,/ llegará el día veintitrés más que con gloria con pena,/ quizás con sol de justicia, o con un frío que pela.

Porque este año en Villalar la campa no estará llena,/ vaciada por el virus, como está Castilla entera y León también vaciada ¿Qué queda de aquella fuerza/ de comuneros rebeldes que contra el Imperio fueran,/ luchando por sus derechos enraizados en la tierra/ que les vio nacer, semilla de quienes no se doblegan?

No iremos a Villalar cargados con las tarteras/ para recordar historias y compartir la merienda.

Pero el día veintitrés, desde casa y no en las eras/ los herederos rebeldes de Villalar comunera/ también lo celebraremos con la gente de esta tierra/ y el Romance del Mester de Juglaría que suena.

Y el veintitrés en la campa, florecida de recuerdos/ de luchas y de derrotas, de amigos y compañeros,/ los comuneros del alma una año más esteramos.

Como el catorce, en abril, Villalar celebraremos:/ ¿Quién ha dicho estas historias? ¿Qué este año no cantaremos/ romance de libertades que defienden comuneros?

Cuando llegue el mes de mayo, el uno celebraremos/ que existe la clase obrera aunque este año no estaremos/ en la calle con pancartas sostenidas por el pueblo.

Porque el pueblo está encerrado y en hospitales sufriendo./ Pero el día del trabajo no estaremos en silencio: por los que están trabajando un gran aplauso daremos.

Y especialmente este año de nuevo recordaremos/ que somos la misma clase de proletarios y obreros.

Por eso en pie de igualdad nosotros valoraremos/ ese trabajo importante aunque con distintos sueldos: los sanitarios que curan, las que atienden los enfermos,/ los que hacen la comida, las que entierran a los muertos./ Los que vigilan las calles durante el confinamiento,/ las que limpian y mantienen, los que nos traen alimentos,/las que escuchan la tristeza, los que la ponen remedio.../ Todos los trabajadores que temen perder sus puestos/ y los parados que quieren un futuro menos negro./ Por todos el primer día de mayo celebraremos/ reivindicando el trabajo, la dignidad de los pueblos,/ y cantado con toa el alma -esa en la que no creemos-/ la Internacional que suena el uno en el mundo entero.

Parias de la tierra arriba, que algún día venceremos,/-a este virus por supuesto- y al capital del dinero./Porque sólo con trabajo hacia adelante saldremos./ Con mujeres y hombres que viven de su trabajo diremos:/ ¿Quién ha dicho esas historias? ¿que el día uno no estaremos/ reivindicando en las calles dando gritos de silencio? Para romper las fronteras que separan a los pueblos, /"Grândola Vila Morena" el veinticinco cantaremos/-lo siento nos saldrá mal- pero se queda en el viento. /Como se queda el recuerdo, de Miguel el compañero, / que a partir de ahora vivirá en abriles de recuerdo. /Cantando mal con nosotros -lo siento- el Himno de Riego, /la Internacional, Grândola y el romance comunero./ Miguel Gutiérrez Zamorano, camarada, compañero,/ se nos fue en el mes de abril, en silencio, sonriendo./ Porque no aprendió Miguel ni a fruncir un poco el ceño,/ pues Miguel siempre llevaba la camisa del risueño:/del que es feliz porque sueña un mundo mejor, más bueno./ Como contó alguna vez de Tolstoy un lindo cuento:/ "el hombre feliz no tiene camisa sobre su cuerpo"./ Si en los hospitales hubo Cristo luchando primero; /en abril republicanos y también los comuneros,/ y en mayo también salieron a la calle los obreros.../ hemos aprendido este año a celebrar en silencio./Mas seguimos celebrando ¡venceremos compañeros! Miguel, feliz sin camisa, vivirá en nuestro recuerdo