Gracias por ver a personas después de unos días; en particular, hice una tortilla para mi familia y se me ocurrió hacer otra para las empleadas del supermercado, una lloraba de emoción y la jefa intentó venir a darme un abrazo, que no la dejé y la que estaba en la caja, estaba tan agradecida que me metió la compra en la bolsa y no paraba de darme las gracias, no tanto por la tortilla en sí, sino por acordarme de ellas. El rosario desde Fátima fue encantador, se me hizo cortísimo. Y para rematar, una amiga me dice que la Virgen es pequeña, igual que yo, pero de muy grande corazón.