1. La pandemia que estamos sufriendo está sacando lo mejor y lo peor de cada uno de nosotros: desde la solidad, el altruismo y la humanidad de la inmensa mayoría de las personas hasta un buen número de conductas insolidarias y egoístas, que hablan por sí solas y definen a quienes las realizan. 2. El confinamiento está provocando un desarrollo exponencial de la imaginación, la agudeza y la innovación, habilidades que deberían formar parte de manera habitual de la vida cotidiana y que, de un tiempo a esta parte, son valoradas en los procesos de selección de equipos directivos, supervisores o trabajadores en el ámbito de las empresas y organizaciones sociales. 3. Hemos redescubierto el significado del hogar, pasear entre cuatro paredes y lo que implica vivir encerrado las veinticuatro horas del día con las mismas personas. 4. Las nuevas tecnologías de la información y comunicación se han convertido en una herramienta clave para soportar el aburrimiento y el tedio de las horas muertas, demostrando también que su acceso, uso y manejo son un magnífico indicador para medir algunas de las nuevas formas de desigualdad y exclusión social. 5. El maldito virus ha provocado una inflación de publicaciones sobre otras pandemias que nos han acompañado a lo largo de la historia (viruela, sarampión, la mal llamada "gripe española", peste negra, VIH), con lo que, aunque sea duro reconocerlo, estamos librando una batalla de igual modo que otros tuvieron que hacerlo mucho antes que nosotros. 6. Hemos redescubierto también la importancia de algunas actividades económicas, cargos y oficios que pasaban sin pena ni gloria; ahora, sin embargo, nos damos cuenta de que sin ellos no somos nada ni nadie, cuestionándonos, al mismo tiempo, el supuesto prestigio social que acompaña a otros trabajos y ocupaciones. 7. El silencio, la pausa y la lentitud se han colado, de golpe y porrazo, en nuestras vidas, provocando, en muchos casos, una hecatombe emocional y un problema con la gestión del tiempo. 8. Por el contrario, el nuevo tiempo que estamos viviendo pone en alza y revaloriza la importancia de pararse en mitad del camino a reflexionar sobre lo que somos y lo que queremos ser, de cambiar la dirección si hiciera falta o de seguir adelante hacia el precipicio. 9. Una vez más se ha demostrado que somos seres sociales por naturaleza, que la interdependencia es un elemento clave para la supervivencia personal y que de poco sirve que yo esté bien si quienes me acompañan en la travesía de la vida están pasándolo mal. 10. También hemos aprendido que, pese a los avances económicos y el desarrollo humano que se ha producido durante las últimas décadas, la vulnerabilidad sigue siendo una de nuestras señas de identidad. 11. Por tanto, para hacer frente a los imprevistos de nuestra existencia, es imprescindible gozar de redes de apoyo (familiares vecinales, etc.) pero sobre todo de suficientes servicios y recursos públicos, como se ha visto ahora. 12. Y la última lección debe escribirla usted. La tarea es suya. Es muy fácil. Tiene muchísimo tiempo. Ánimos y adelante.