Y mientras el INE rastrea durante unos días nuestros móviles para conocer información sobre la movilidad de los españoles, algo que no ha gustado nada a la mayoría ciudadana, el Gobierno de España sigue tomando y tomándonos medidas y más medidas. Podría consensuarlas, pero no, prefiere dar cuenta de ellas una vez recogido el 'metro'. La mayoría de medidas está llegando tarde y mal. Que se lo pregunten a los autónomos y a tantos colectivos afectados por esa desidia con la que en un principio se acogió lo que se nos venía encima porque no lo vieron venir. Y eso que eran muchas las voces que alertaban de que el bicho venía para quedarse y armarla gorda.

Una medida que a todos nos encanta, siempre que en verdad se lleve a cabo, es la prohibición de subir las tarifas de telefonía. Podrían hacer lo propio con las tarifas de la luz. Y no que las eléctricas se van a poner las botas con toda la familia en casa, y el televisor o televisores todo el santo día encendidos escuchando más de lo mismo. Me parece una canallada que en tiempos de crisis haya quienes puedan aprovecharse de la situación. Cabe esperar que la cesta de la compra no suba. Algunos productos están un poco más caros que hace unas semanas. Y eso no es así.

También cabe esperar que no se produzca el temido desabastecimiento que no está tan lejano si no hay mano de obra que ayude en la recogida de hortalizas, frutas y verduras, ya maduras, en los campos de España. No creo que al Gobierno se le ocurra, ante esa eventualidad, echar mano del Ejército. Lo que les faltaba. Ya sabemos lo que hizo Irene Montero, confundió a la agente de la Guardia Civil que vigila su casa y le da escolta con una chica de los recados y, claro metió la pata hasta el corvejón.

Me parece de perlas que el Gobierno, o quien sea, hay prohibido la publicidad del juego online durante el estado de alarma. Sólo que esta prohibición tiene trampa. Durante la madrugada podrán resarcirse de la prohibición matutina. Precisamente durante la madrugada hay muchas teles encendidas en todos los hogares, porque la gente se acuesta más tarde que de costumbre, al no tener más responsabilidades que las propiamente domésticas al día siguiente.

Todavía quedan medidas por tomar o tomarnos directamente como esto no remita pronto. Y no tiene visos. No es de extrañar que el Ejecutivo, dominado por las tesis de Podemos, valore más medidas y modificaciones, unas económicas, otras sociales, algunas sanitarias. A la hora de coger el metro y dedicar unas cuantas líneas a las desasistidas Pymes, a los autónomos que no levantan cabeza y a los que se está cargando, el Gobierno no se ha olvidado de nuestros modestos o no tan modestos planes de pensiones que podremos recuperar de forma parcial en caso de necesidad, por culpa de la pérdida de empleo, cierre de negocios o por necesidades económicas derivadas de la pandemia.

Es curioso, porque el Gobierno ha dejado aparcada la principal medida, la que estamos esperando todos los españoles desde antes incluso del inicio del confinamiento: la rebaja en el sueldo de los parlamentarios y de los ínclitos miembros del Gobierno de España. Para ellos no hay Ertes, ni despidos, ni ceses ni nada que les despoje de los sueldazos que siguen cobrando por no hacer nada, por no darle palo al agua. Son incapaces de dar ejemplo. Iglesias confía incluso en colectivizar nuestros modestos ahorros, llegado el caso, que puede llegar debido a la inacción de Sánchez, pero lo que cobran ellos, ni tocarlo, si acaso aumentarlo con lo que nos quitan a los demás. Llegará el día en que las colas, en lugar de a las puertas de Mercadona, Carrefour o Gadis, nos veamos obligados a hacerlas frente a La Moncloa o el casoplón de Galapagar.