Es de una elemental consideración que todo en esta vida está evolucionando de forma continua; pues, desde que se supone que tenemos uso de razón, entre 7 y 9 años, nos debiéramos de dar cuenta de lo que en nuestro entorno; tanto el más próximo, como el exterior; acaece y por qué; pues, de alguna manera, más o menos directa, más o menos intensa, nos repercute.

Además, una fuente importantísimas de aprendizaje; para nuestra vida personal, profesional y ciudadana; es la actitud de observar, de la cual se deriva información relevante para ejecutar nuestras múltiples responsabilidades con más exactitud y rigor.

Por todo ello, todos, sin excepción, si somos mínimamente maduros y tenemos un elemental sentido del deber, adoptaremos una actitud atenta a todo conocimiento, que tendríamos que disponer, para que las decisiones que hayamos de adoptar sean las más idóneas y, subsiguientemente, sus destinatarios obtengan lo que precisan, no defraudando, con esta actitud, sus derechos y sus expectativas, contribuyendo a solucionar, más y mejor, sus necesidades y sus demandas, colaborando, con este proceder, a conseguir un mundo mejor para todos.

Es así, que; como dice la gente sabia de mi pueblo; normalmente son los mayores, pues tengamos presente que "la experiencia es un grado" y que las grandísimas civilizaciones griega y romana los tenían en altísima consideración por sus conocimientos, como por la prudencia que otorga el paso de los años; hay que procurar repensar, continuamente, nuestro proceder respecto a los demás y a las distintas obligaciones, para que en todo momento, en base a los conocimientos profesionales debidamente actualizados, como a la información disponible al día sobre el ámbito de nuestro ejercicio profesional, analicemos todo lo que estamos haciendo habitualmente, para mejorar, sin demora, todo aquello que debemos atender sea una disposición legal, un reglamento normativo, un acuerdo corporativo, una decisión política, la gestión y asesoramiento de una empresa, de una Administración Pública, de una organización, de una institución, de una residencia de mayores, etc.

Así, no deben eludir la documentación y datos que conozcan, o debieran conocer, los supuestamente responsables de una actividad y/o ente, y que es relevante para su toma de decisiones para que se adopten en tiempo y forma, evitando perjuicios personales y materiales de todo tipo, algunos irremediables como es el fallecimiento de personas. Se evitarían "Un cataclismo previsto"; (véase el artículo de Juan Luis Cebrián que lleva por encabezamiento dicha frase, publicado en el diario El País, de 23 de marzo de 2020, página 11); pues, si los políticos y empleados públicos de nivel superior al 25, se hubieran tomado la molestia de saber y aplicar el "Informe anual sobre preparación mundial para las emergencias sanitarias. Junta de Vigilancia Mundial de la Preparación", https://apps.who.int/gpmb/assets/annual_report/GPMB_Annual_Report_Spanish.pdf , de septiembre de 2019, en el que alude al peligro de una pandemia, que los países no han llevado a la práctica el Reglamento Sanitario Internacional, "que el mundo está mal provisto para una pandemia" y, por lo tanto, ningún Gobierno puede resolverla si se presenta; lo que ha sucedido, lamentablemente.

Y es que la soberbia y, correlativamente, la ignorancia e incompetencia que suele implicar, lleva a la muerte, a las encerronas, a la caída de la economía, al cierre de empresas, a la pérdida de empleo como del patrimonio bursátil, etc., y "luego se nos fue de las manos", cuando de tantos jurídicos, economistas, asesores, técnicos, etc., disponen los políticos que ocupan el Gobierno de la nación, de las comunidades autónomas, de las diputaciones provinciales, de los Ayuntamientos de capitales de provincia. Señores, menos risas, cachondeos, arbitrariedades, menos incompetencia, etc., pues, si no son capaces de asumir con un mínimo de dignidad el cargo y el puesto, respectivamente, váyanse a sus casas.

Y siempre#juntos.