Con la inmediatez que permiten hoy las redes sociales, iniciaba una entrada en mi muro de Facebook esta semana diciendo que el COVID19 se llevó a un gran y entregado profesional, un extraordinario gestor, siempre discreto en su actuación y brillante en sus resultados. Un gran defensor de Zamora, alguien que siempre tuvo su puerta abierta y su disposición presta para cualquier proyecto con el que poder ayudar a nuestra provincia. En resumen, aunque él no se considerara tal, un "político" con mayúsculas. Pero sobre todo "Pepe" era un hombre bueno. Un hombre hecho a sí mismo, siempre agradecido a las ayudas que tuvo para poder estudiar y salir adelante desde niño en su pueblo natal, Morales del Rey, donde estuvo por última vez hace poco más de una semana.

El coronavirus ha provocado la marcha antes de tiempo de José (Pepe) Folgado, alguien que era en grado superlativo todo eso que señalo en el párrafo anterior como saben todos aquellos que en cualquier faceta de su vida tuvieron ocasión de conocerlo y tratarlo. Folgado era, si mi memoria no me falla pues a ella y a mis conversaciones de hace años con él fío lo que voy a escribir, funcionario del Estado, donde comenzó su carrera profesional en el antiguo Instituto Nacional de Industria. Fichado después para crear el servicio de estudios económicos de Rumasa, de donde pasó a dirigir el servicio de estudios económicos de CEOE.

Allí permaneció 17 años hasta que un día de 1996 José María Aznar, recién elegido presidente del Gobierno lo llamó a su despacho no por casualidad para preguntarle qué puesto quería ocupar en su gobierno. Desde la llegada a Madrid de Aznar y su nuevo equipo, con Rato y Cascos como hombres fuertes, Folgado había sido el "profesor" a cuyo despacho durante meses acudían cada mañana temprano para trabajar sobre macro y microeconomía y así conformar la alternativa económica que España necesitaba para dar el salto adelante definitivo hacia Europa. Comenzaba así la segunda parte de su vida profesional en la que en lugar de optar por el brillo de un ministerio lo hizo por la responsabilidad mucho menos lucida de la sala de máquinas del Estado y pidió ser Secretario de Estado de Presupuestos y Gasto Público. En la siguiente legislatura pasaría a serlo de Industria, Energía y Pequeña y Mediana Empresa. Más tarde alcalde de Tres Cantos y finalmente presidente de Red Eléctrica de España.

En aquel momento de 1996, Aznar le encomendó coordinar el equipo que permitiera a España cumplir los criterios de Maastrich para poder entrar de pleno derecho en la primera división de la Unión Europea cuando solo quedaba un año para el límite y cuando no cumplíamos ni uno solo de esos requisitos. Y cumplió, porque José Folgado era cumplidor con el deber y con las responsabilidades conferidas. Y abnegado, humilde, generoso y agradecido, pero de eso hablaré en la próxima columna, y de cómo es el político que desde Madrid más ha hecho por Zamora desde la transición o, quizás, el único que ha hecho cosas relevantes... Descansa en paz, Pepe.