El sentido común, aunque es el menos común de los sentidos, la lógica, la empatía, el sentido de la responsabilidad humana, profesional y ciudadana; la buena fe, la buena voluntad; etc., etc., etc., debiera impulsar a todo ser humano, en el pleno uso de sus supuestas facultades mentales, a tratar de utilizarlas, como sus conocimientos, para contribuir a solucionar los retos, los problemas, las necesidades, las aspiraciones, etc., que la sociedad tenga en cada momento, al objeto de que sea más próspera, más feliz, más satisfactoria en todos los órdenes de la vida.

Tengamos presente, además; como me escribió en un reciente whatsapp, la buena de Sandra, en relación con los "tiempos duros" que todos estamos pasando, e interesándose por nuestro estado y situación, a la vez que deseaba que acabaran pronto; "todos necesitamos de todos"; es decir, que al no ser completos, perfectos y tenerlos "todo, todito"; aunque siempre hay algún soberbio e ignorante que se "lo cree"; precisamos de las aportaciones, del esfuerzo, de la competencia laboral y personal de los congéneres; y, a la recíproca; por lo que es preciso que todos procuremos dar lo mejor de nosotros mismos, para bien de la comunidad de la que formamos parte.

Y, como siempre, es la existencia de la debida y auténtica educación la llave para procurar y tener el sentido fiel de lo que debe ser la ciudadanía, el recto proceder en el trabajo, etc., y estén presentes en "el común de los mortales", para, entre otras manifestaciones, posibilitar que cada uno ocupe "el puesto de trabajo adecuado" según "mérito y capacidad" aspectos y requisitos que debieran ser ineludibles al condicionar su desempeño el resultado de una actividad con la que satisfacer óptimamente las demandas de quiénes la precisan.

Así, la motivación para emprender una tarea es fundamental para que su logro sea máximo, lo que resolverá, en el mayor grado posible, las aspiraciones de sus destinatarios; lo que exige, primeramente, de cada individuo, tener conciencia de que la justificación de su ser y existir está justificado, fundamentalmente, por el servicio y entrega a los demás; y ello implica el que analice y reflexione sobre sus características, aptitudes, actitudes, capacidades de todo tipo y naturaleza; sobre el deber que tiene de aprovecharlas y utilizarlas al máximo; de saber realmente qué es lo que siente, qué es lo que le gusta, qué vocación profesional tiene, etc., todo lo cual repercutirá en sus aportaciones a la sociedad a la que se debe, a la que nos debemos todos, sin reservas de ningún tipo.

Es que hay ejercicios profesionales que, entre otros muchísimos requisitos que requieren están algunos muy especiales, y que no se suelen dar, generalmente, como son, entre otros, el sentido de la humanidad, de la sensibilidad, de la paciencia, de la comprensión, etc., todos ellos precisos, especialmente, con "Los mayores, las personas con discapacidad u otros usuarios de residencias y otros centros sociosanitarios se encuentran en situación de vulnerabilidad", "que habitualmente presentan edad avanzada; patología de base o comorbilidades"; al decir del preámbulo de la "Orden de 19 de marzo, de adopción de medidas relativas a las residencias de personas mayores y centros socio-sanitarios, ante la situación de crisis sanitaria ocasionada por el Covid-19", BOE 21 de marzo de 2020; por lo que precisan de una comunicación delicada, un trato exquisito, un sentimiento de afecto, etc; lo que no se suele aprender en las aulas del "Alma Mater" y de los centros de formación profesional; pues, normalmente, de "nacimiento", se tienen o no se tienen, y, normalmente, es muy difícil que se tengan, no imposible; y más en estos tiempos que corren de su escasísima, por no decir nula, inculcación en la familia y en la escuela; y, consecuentemente, se deriva en la falta de respeto a los demás, de afán de superación, de autoconocimiento, etc.

Cuando se asumen retos profesionales para los que no se está preparado académica, moral y personalmente, vienen los problemas de todo tipo para todos, al ocupar puestos de trabajo que no van con la idiosincrasia de quienes los ocupan; y que los desempeñan porque "no se ha encontrado otra cosa", por la carencia de la preparación y conocimientos laborales para desarrollar otras tareas que pudieran ser más gratificantes y que precisan de una sólida, amplia, profunda, rigurosa y actualizada base de saberes, lo que implica trabajo y sacrificio para obtenerlos, etc.

La cuestión, el problema, es que hay demasiados nescientes en casi todos los "quehaceres".