La denuncia de la ministra de Defensa, la única creíble del Gobierno, en un programa de televisión, sobre la "dramática" situación de mayores víctimas de la crisis sanitaria en distintas residencias de ancianos, nos ha hecho temblar, nos ha puesto el vello de punta, nos ha movido la fibra sensible. Me quedo con la contundencia de una frase que aplaudo: "Seremos absolutamente implacables y contundentes en el trato que se dé a los mayores en esas residencias" A lo que la ministra que más claro ha hablado hasta la fecha, añadió: "Todo el peso de la ley caerá sobre quienes no cumplan con sus obligaciones. Es un mensaje muy contundente para tener en cuenta". Eso espero ministra, que todo el peso de la ley, caiga sobre quienes han consentido, sobre quienes han permitido llegar al extremo que las Fuerzas Armadas han descubierto en sus visitas de inspección y ayuda a las residencias de ancianos. Los queremos actuando en Zamora, ¡ya!

Miembros de las Fuerzas Armadas han encontrado en algunas visitas, ancianos y mayores absolutamente abandonados a su mala y precaria suerte, cuando no directamente muertos en sus camas, sin que nadie les prestase ayuda, con una deshumanización aterradora, con una ausencia absoluta de profesionalidad, con un desinterés y una desidia imperdonable, sobre todo entre los colectivos dedicados a la atención de nuestros mayores. Pero, ¿qué coños se han creído que son nuestros mayores? ¿Material desechable? Los verdaderamente desechables son los que mantienen esas conductas y quienes las consienten.

Ministra, esto de la desatención, en las residencias sin escrúpulos, no es nuevo, sólo que ahora se ha agravado notablemente. El peso de la ley debía haber caído ya con toda su fuerza sobre los propietarios y sobre los cuidadores desaprensivos, cuidadores que lo son sólo por el título que les lleva a obtener el trabajo, pero que no tienen vocación y por no tener no tienen ni alma. A ver si el Gobierno de España se da cuenta de qué es lo realmente prioritario y no las imbecilidades y gilipolleces a las que nos tienen acostumbrados. Por un lado, el Gobierno de la nación y en lo que a nuestra comunidad respecta, el Gobierno de la Junta de Castilla y León que tiene área tan importante no voy a decir que desasistida pero sí voy a decir que no muy bien atendida. La mayoría de residencias privadas de mayores, casi todas en la provincia, lo están haciendo muy bien. Con sus propietarios, directores y personal al pie del cañón, aunque con matices en el caso de algunos sanitarios.

Desde la Delegación Territorial de la Junta no están gestionando bien ni medio bien el problema. No basta con que la Delegada Territorial se ponga en contacto con comercios de textil pidiendo telas para la confección de mascarillas, hay que profundizar más, hay que implicarse más, hay que echarle un par y los que haga falta al asunto y abordarlo con la contundencia que anuncia la ministra Robles. Por cierto, tras esa comparecencia, nos conquistó a muchos, porque habló como queremos que nos hablen y dijo lo que en verdad hay que decir, sin edulcorante alguno. Por favor, que la Administración no abandone a los ancianos de las residencias. Que junto a los enfermos y contagiados, sean prioritarios en la gestión de los políticos, a veces incompetentes, que no saben detrás de lo que se andan.

Espero y deseo de corazón que la Justicia sea implacable con todas aquellas residencias de Madrid o de donde sea que hayan incumplido con el más elemental de los deberes hacia los ancianos. Por favor, dignidad y respeto para todos ellos y que se les haga justicia como ha anunciado la ministra, de forma contundente e implacable.